Pinar del Río ha sido prodiga en artistas, pareciera que la naturaleza llamara a recrear sus maravillas y el creador se siente identificado con las mismas. Tal es el caso de Águedo Alonso, artista de exquisita sensibilidad y maestro único en el dominio del paisaje.
Nació el 5 de Febrero de 1938 en Pinar del Río. Graduado de la Escuela Provincial de Artes Plásticas y Aplicadas de su ciudad natal, trabajó como profesor de Paisaje y Color en la misma durante muchos años.
Maestro del paisaje
Sus primeros paisajes después de graduado se caracterizan por una belleza inconfundible y de gran vigor en la luz. Su paleta recogía los encantos del paisaje que lo vio nacer.
La palma real es la protagonista de la mayoría de sus obras, al respecto comentó:
“Es un símbolo de mi nacionalidad, de mi tierra, del erotismo, de la feminidad. Es el árbol más femenino del mundo.”
A partir de 1980, Águedo Alonso comienza a trabajar el paisaje de forma abstracta. Se preocupa por lograr efectos con el sueño y el color. Sus cuadros se llenan de seres fantásticos que recuerdan la flora y las faunas cubanas.
Obras y Exposiciones
Águedo Alonso, desde 1959, participó en varias muestras colectivas en países como Suecia, Finlandia, México, Estados Unidos y Nicaragua. En 1963, expuso en solitario en Cuba y otras regiones de Europa, Asia y América.
Obras suyas se hallan en colecciones privadas en Cuba y en diversos países del orbe.
Últimos Años de Águedo Alonso
Creador incansable, Águedo Alonso, con su mirada atenta y sensible, se adentró en el estudio de otras técnicas como la orfebrería y la elaboración de lacas.
Amigos suyos cuentan de su interés por revivir el mobiliario tradicional de mimbre, dando como resultado muebles de fino acabado.
Además fue ganador del premio Arts and Crafts 2002.
Falleció en La Habana en diciembre del 2014.
El Dr Eusebio Leal, amigo personal, ha dicho de su obra:
“Mucho oficio hay, sin lugar a dudas en las manos de este hombre, asistido de una poderosa espiritualidad que se oculta discretamente tras la llaneza y simpatía de carácter, pero que fluye como un manantial en la obra con que edifica, paso a paso, su propia posteridad.”