Rubén Martínez Villena: poeta y luchador infatigable

Una de las figuras claves de nuestra historia: claves en el sentido de la arquitectura, porque, desgarrado y central, sostiene la bóveda histórica que en él se afirma, despedazándolo, y de él desciende multiplicada hasta las fundaciones hundidas de la tierra”. 

Así definió el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar a Rubén Martínez Villena, revolucionario, poeta, prosista y uno de los talentos más relevantes de su momento.

Vida y Obra

Rubén Agnelio Martínez Villena, nació el 20 de diciembre de 1899 en Alquízar, provincia de La Habana, cuando finalizaba la Guerra de Independencia y asomaban los lóbregos días de la República mediatizada. Hijo de Luciano Agustín Rogelio Martínez Echemendía y María de los Dolores de Villena Delmonte, una familia de clase media.

Casa natal de Rubén Martínez Villena en Alquízar. Foto tomada de Internet

Desde pequeño sobresale por su sensibilidad e inteligencia. Su infancia se verá alumbrada por una frase profética: “Tu vida tendrá luz plena de mediodía”. Quien así habló fue Máximo Gómez y tenía razón, la vida de Rubén tiene un resplandor de aurora.

Desde niño se destaca por su seriedad y responsabilidad. En la escuela en la que cursa los estudios primarios lo seleccionan presidente de una república escolar formada por los propios alumnos. Un día recibe una carta, del hombre a quien más tarde combatirá Rubén sin cuartel, donde lo felicita por su gestión.

Estas cualidades van perfilándose más claramente a través de sus estudios preuniversitarios hasta que, en 1917, ya en la Universidad, comienza a profundizar en la realidad de nuestra “república”, las pugana políticas, el envilecimiento, la ingerencia extranjera. Entonces aparecen  sus primeros versos y sus primeros trabajos en prosa. En 1922 se gradúa de Doctor en Derecho Civil y Público, título del que solo hace uso para defender a los oprimidos y a los explotados. En 1923 comienza a trabajar en el bufete de don Fernando Ortiz. 

Desde 1920 comienza a reunirse con otros escritores en tertulias donde leían sus poemas e intercambiaban críticas y comentarios. En esas tertulias participaban autores conocidos como Juan Marinello, Nicolá Guillén, Regino Pedroso y José Zacarías Tallet.

Junto a algunos de ellos, Villena participa en la Protesta de los 13, llamada así por el número de los firmantes, en la que muestran su desacuerdo con un bochornoso decreto de compra-venta de un histórico edificio colonial, hecho realizado por el gobierno de Alfredo Zayas. A la protesta hace referencia en su Mensaje Lírico Civil. Como consecuencia de estos hechos, surge el Grupo Minorista, agrupación conformada por artistas, literatos, personalidades de las ciencias sociales y creadores en general; con el objetivo de promover la cultura nacional, el rechazo a la dictaduras y el antiimperialismo.

Villena al centro, junto a varios intelectuales como Alejo Carpentier (a su izquierda) y Juan Marinello (a su derecha). Foto tomada de Internet

Conoce a Julio Antonio Mella y este lo vincula a las luchas universitarias. Junto a él asiste al Primer Congreso Nacional de Estudiantes, organiza la Universidad Popular José Martí y la Liga Antimperialista de Cuba.

Desde el ascenso de Gerardo Machado al poder, Villena ve claro el peligro que sobre Cuba se cierne y dedica todos sus esfuerzos a combatirlo.

En 1927 ingresa en el Partido Comunista de Cuba y llega a formar parte de su Comité Central. Dirige las huelgas obreras, es asesor legal de varios gremios obreros y, a pesar de la grave enfermedad contraída, que ya ha avanzado bastante, dirige la huelga general contra Machado en 1930, que dura 24 horas a pesar de las amenazas del tirano.

Algunos de sus poemas más famosos son Insuficiencia de la escala y el iris, El anhelo inutil, Homenaje al monosilabo ilustre, El gigante y Canción del sainete póstumo. Este poema  alcanzó gran popularidad y Rubén estableciendo una jocosa comparación con el poema de José María Heredia, lo consideraba su “Niagarita”. Es autor además de una obra poética de contenido erótico.

Sus compañeros deciden enviarlo a la Unión Soviética, a un sanatorio del Cáucaso. Allí conoce la experiencia soviética y admira emocionado la construcción del socialismo.

Ya en Cuba comienza de nuevo a colaborar en periódicos, se adentra en las luchas sindicales, y dirige la huelga que derrocó a Machado en 1933. Pero sus fuerzas físicas se han agotado; tiene que ingresar en el hospital y allí muere, con los pulmones destrozados, el 16 de enero de 1934. Fue velado en el salón de actos de la Sociedad de Torcedores, y recibió guardia de honor con puño en alto, por una masa numerosa de de campesinos y obreros

Sepelio de Villena en el cementerio de Colón. Foto tomada de Ecured

Como dijera el intelectual Raúl Roa, “Rubén Martínez Villena era una semilla en un surco de fuego”.

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