Drácula. póster de pelicula. Foto tomada de Internet

Drácula: De la leyenda a la literatura

A fines del siglo XIX, veía la luz una singular novela. Enmarcada en el género gótico,  que tan popular había sido a finales del siglo XVIII y los primeros años del XIX, su protagonista era una criatura inusual. El autor, Bram Stoker consiguió su pase a la historia de la literatura con la creación del vampiro Drácula.

El vampiro más famoso de todos los tiempos

Drácula es una de las últimas manifestaciones de la narrativa gótica. La narrativa gótica o de terror exploraba la razón del mal en un medio dominado por fuerzas oscuras. Estrechamente vinculado con el movimiento romántico, la literatura gótica es rica en ambientes sombríos y tenebrosos.

La novela comienza con el viaje de Jonathan Harker, un joven abogado inglés cuyos servicios son contratados por el enigmático conde Drácula, un viejo aristócrata que habita un decadente castillo en el corazón de los Cárpatos, para que le gestione la compra de ciertas propiedades en Inglaterra. Tras un viaje tan estimulante para los sentidos como escalofriante, Harker llega a los dominios de Drácula desconocedor del verdadero plan del conde, ignorando que su vida se convertirá en una espeluznante pesadilla…

Drácula no es solo la obra más famosa de Bram Stoker, sino también la única que el autor preparó meticulosamente durante años. El primer esbozo data de 1890. En ese entonces, la novela todavía se llamaba Los muertos vivientes. Poco después, Stoker descubrió en una obra histórica al príncipe medieval Vlad Drăculea, “hijo del dragón” (1431-1476), más conocido como Vlad El Empalador (en rumano Vlad Tepes), príncipe de Valaquia (en el sur de Rumania), que era famoso por su crueldad.

Stoker tomó prestado el nombre tradicional para el proyecto de su novela, sin saber más detalles sobre el Vlad histórico. En otros aspectos de su investigación fue más escrupuloso. Los detalles geográficos del viaje de Jonathan Harker a Transilvania coinciden exactamente con las características reales, aunque Stoker nunca viajó a Europa del Este. El autor también examinó a fondo los detalles médicos, técnicos e incluso lingüísticos. En cuanto a la figura del vampiro, Stoker consultó varios estudios sobre la superstición correspondiente. Aunque muchos elementos del personaje de su novela los tomó de los atributos tradicionales, otros provienen de su imaginación, como la necesidad de Drácula de descansar en el ataúd con tierra de su lugar de origen.

Stoker no solo se inspiró en tradiciones folclóricas, sino también en precursores literarios; utilizó dos obras para recrear su novela: La tierra más allá de los bosques, (1888), de Emily Gerard e Informe sobre los principados de Valaquia.

Es posible que el autor también haya sido influenciado por varias historias exitosas de vampiros, entre ellas, El vampiro (1819), de John W. Polidori (1795-1821) y la noveleta Carmilla (1872) de Joseph Sheridan Le Fanu (1814-1873), cuya protagonista es una vampiresa. También el teatro había experimentado la moda de los dramas de vampiros en la década de 1820. El propio Stoker acarició la idea de elaborar una versión teatral de su obra. Drácula apareció siete años después de la concepción inicial en junio de 1897, en una edición de tres mil ejemplares.

Portada original de la novela. Foto tomada de Internet

Otros temas abordados en el libro, versan sobre el papel de la mujer en la sociedad victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo y el folclore. La novela no consiguió un éxito inmediato, aunque poco a poco el empuje de la crítica la fue dando a conocer al gran público, que la aceptó como una novela de aventuras.

Las reacciones al libro de Stoker fueron mixtas. En ningún lugar se consideró una sensación literaria y, hasta su muerte en 1912, no le generó al autor ingresos notables. Sin embargo, las adaptaciones de Drácula primero al teatro y luego al cine, cambiaron la percepción de la obra hasta convertirla en una de las historias más icónicas de la literatura de terror, aunque, en su mayoría, el argumento de la novela se adaptó muy libremente.

La primera versión cinematográfica fue Nosferatu, una sinfonía del horror, de Friedrich Wilhelm Murnaus, en 1921, aunque inicialmente los productores no quisieron reconocer ninguna conexión con el libro. En la adaptación cinematográfica más antigua de Hollywood de 1930, Bela Lugosi representó al conde y creó la primera imagen impresionante de Drácula. Más tarde se le unió Christopher Lee, que personificó al vampiro por primera vez en 1958 y representó el papel en otras siete películas. Las películas de vampiros, a veces con referencia a la novela de Stoker y otras sin ella, se convirtieron en un amplio subgénero de las películas de terror, que pronto también dio lugar a parodias como La danza de los vampiros, de Roman Polanski (1966).

El interés literario en el libro de Stoker floreció por primera vez en la década de 1970. Desde entonces, se analiza con especial atención el subtexto sexual de la novela. Después de docenas de versiones cinematográficas, Drácula se ha convertido en un icono de la cultura popular, aun cuando la mayoría de los vampiros contemporáneos ya no se modelan según la imagen del conde. En vista de que la historia original se quedó cada vez más olvidada en el curso de numerosas adaptaciones, Francis Ford Coppola declaró que su película Drácula, de Bram Stoker (1992) estaba muy apegada al libro. En la literatura, las Crónicas vampíricas de Anne Rice (desde 1976) son consideradas como la continuación más interesante de este género fantástico.

Actores que han dado vida al mítico Conde. Foto tomada de Internet

Y es que no es sólo una novela sobre la figura, el mito y la leyenda del vampiro; es también un tratado sobre sobre la lucha entre el bien y el mal, el placer y el deber.

Sobre el autor

El escritor Abraham (Bram) Stoker nació el 8 de noviembre de 1847 en Clontarf, Dublín, Irlanda. Sus padres eran el funcionario Abraham Stoker y la feminista Charlotte Matilda Blake Thornley Stoker, quienes tuvieron en total siete hijos, siendo Bram el tercero de mayor edad. El autor escribiría años más tarde acerca de su familia: “era una familia burguesa, trabajadora y austera, cuya única fortuna eran los libros y la cultura”.

A causa de su inestable salud, sus primeros estudios los llevó a cabo en su hogar con profesores privados, mientras su madre le contaba historias de fantasmas y misterio, hecho que influiría posteriormente en su obra. En su adolescencia fue un ávido lector, siendo atraído primordialmente por la poesía de Walt Whitman, autor con quien entabló amistad con posterioridad.

En el año 1864 ingresa en el Trinity College de Dublin. En su etapa universitaria fue campeón de atletismo y presidente de la Sociedad Filosófica. En 1870 se gradúa con honores en Matemáticas y Ciencias. Tras graduarse, comenzó a trabajar como funcionario en el Dublin Castle, hogar de la realeza británica en Irlanda desde principios de 1800 hasta principios de 1920. Durante este período, Stoker comenzó a hacer malabares con otro papel: por las noches, trabajaba como escritor no remunerado para un periódico local, el Dublin Evening Mail, donde escribe reseñas de varias producciones teatrales, al mismo tiempo que completaba su formación en Derecho. 

El autor a los 25 años de edad. Foto tomada de Internet

Stoker también encontró tiempo para sus cuentos y publicó su primer relato de terror La Copa de Cristal en 1872, para la London Society y La cadena del destino para la revista Shamrock. 

En 1875 publica su primera novela: The Primrose Path. Mientras trabaja como funcionario escribe un libro de texto: Las Obligaciones de los Escribanos en los Tribunales de primera Instancia de Irlanda (1879), considerado un libro de referencia durante mucho tiempo.

Después de casi 10 años en el servicio civil, Stoker dejó su puesto en el Dublin Castle. Por esa misma época, estableció una relación de amistad y trabajo que pronto demostraría ser un paso fundamental para su carrera. Stoker conoció al actor Sir Henry Irving después de comentar una producción de la obra de Shakespeare, Hamlet, los dos rápidamente se hicieron amigos.

A finales de la década de 1870, Irving le ofreció a Stoker un puesto directivo en su productora con sede en Inglaterra, el famoso Lyceum Theatre en el West End de Londres. Sus deberes como gerente incluían escribir cartas, a veces hasta 50 por día, para Irving, así como viajar por todo el mundo en las giras de Irving. 

En el año 1878, Stoker contrae matrimonio con una aspirante a actriz llamada Florence Balcombe, con la que tuvo un hijo llamado Irving Noel Thornley, a fines de 1879. El matrimonio no llegó a ser feliz, ya que la hermosa Florence era demasiado rígida, hecho que insatisfacía profundamente a Stoker.

Continuó publicando escritos mientras dirigía el exitoso Lyceum Theatre, incluida la colección de cuentos Under the Sunset (1882) y su segunda novela, The Snake’s Pass (1890), obteniendo una modesta aclamación.

En la última década del siglo XIX publicaría: El hombro de Shasta, (1895) y la novela romántica Miss Betty (1898). Con el nuevo siglo daría a conocer: El misterio del mar (1902), La Joya de las siete estrellas (1903), La dama del sudario (1909) y La madriguera del Gusano Blanco (1911), editada también como La Guarida del Gusano Blanco.

Portada original de otra de sus novelas. Foto tomada de Internet
El autor en su madurez. Foto tomada de Internet

Stoker se desempeñó como gerente del Lyceum durante casi 30 años, hasta la muerte de Irving en 1905. Sufrió un derrame cerebral poco después y pasó gran parte de sus últimos años luchando contra la mala salud y problemas financieros. Stoker murió en Londres, Inglaterra, el 20 de abril de 1912, y varios informes citan la causa como complicaciones de un derrame cerebral, agotamiento o sífilis, tenía 64 años. Su esposa fue la albacea de su legado literario.

Desde 1987 la Asociación de escritores de horror (HWA, Horror Writers Association) radicada en el Reino Unido,  entrega el Premio Bram Stoker (Bram Stoker Award) a las mejores obras de horror ficción. Los ganadores se eligen por votación de los miembros activos de la HWA.

Otro grande de las letras, Oscar Wilde, coterráneo de Bram Stoker escribió sobre Drácula: “Es la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos, y tambien la novela más hermosa jamás escrita”.

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