Aunque inició su trayectoria dentro del romanticismo decimonónico, es considerado un precursor de la estética modernista.
Julián del Casal incorporó a las letras cubanas y a las de toda Hispanoamérica el tono de una nueva sensibilidad, y fue el creador de algunas nuevas combinaciones métricas que el modernismo generalizó.
“Poeta cubano de la angustia”, como ha sido llamado, la fantasía desbordada de Casal pareció prever los honores que se le habían de rendir después de la muerte. José Martí y Rubén Darío cantaron su grandeza.
Vida y Obra
Julián del Casal y de la Lastra, nació en La Habana, el 7 de noviembre de 1863. Nacido en el seno de una familia acomodada, hijo de Julián del Casal y Ugareda, natural de Vizcaya, y María del Carmen de la Lastra y Owens, natural de Artemisa. La muerte de su madre, en 1868, entristeció su infancia.
En 1873 ingresa en el Real Colegio de Belén y en 1877 funda, en el colegio, un periódico titulado El Estudiante, periódico clandestino y manuscrito. Obtuvo el título de Bachiller en 1879.
Publicó su primer poema conocido en un semanario de arte, ciencia y literatura llamado El Ensayo, en el número editado el 13 de febrero de 1881. Ese mismo año comenzó atrabajar como escribiente en el Ministerio de Hacienda e ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. No obstante, abandonó sus estudios de leyes para dedicarse a la literatura.
El 9 de febrero de 1885, fallece su padre, Julián del Casal y Ugareda, la fortuna paterna se vino abajo y su vida cambió radicalmente. Casal se encontró sin recursos frente a la vida, y a solas con el caudal de sus inclinaciones literarias y periodísticas.
Empieza su colaboración en La Habana Elegante en el número correspondiente al 19 de abril. Se trata del poema Nocturno aparecido después en Hojas al viento. Nicolás Azcárate le presenta al escritor Ramón Meza, en cuya biblioteca se reúne con Enrique Hernández Miyares, Manuel de la Cruz y Aurelio Mitjáns. Asiste a las tertulias de José Ma. Céspedes.
Al año siguiente empieza su colaboración en El Fígaro, que tiene carácter irregular. El 25 de marzo de 1888, comienza a publicar en La Habana Elegante los artículos sobre La sociedad de La Habana, bajo el seudónimo de Conde de Camors. La publicación de estos artículos provoca que pierda su empleo, ya que contenía alusiones mordaces para la familia del gobernador; la publicación fue suspendida por orden de las autoridades.
En noviembre, Casal parte rumbo a Madrid, con la pretensión de visitar París, ciudad que le atraía enormemente. Sin embargo, este viaje se vio frustrado. En la capital española hace amistad con Salvador Rueda y Francisco A. de Icaza.
Regresa a Cuba en 1889. Al volver se hospedó en un cuarto de la redacción de El País, por no disponer de medios de subsistencia. Comienza a acudir a las tertulias de la Galería Literaria y en 1890 publica su primer libro de poemas Hojas al viento. Abandonado su puesto en Hacienda, trabajó como corrector y luego como periodista en La Discusión, El País y en La Caricatura, también colabora en La Habana Literaria. Firma con los seudónimos de Hernani y Alceste. En estos años conoce a la poetisa Juana Borrero. Casal sentía una apasionada inclinación hacia Juana, a la que cantó en redondillas; como contagiada de la mortal angustia del poeta, la joven murió tres años después que él, a los diecinueve de edad.
En 1891 aparece su segundo libro: Nieve y colabora en El Hogar. En ese año llega el poeta Rubén Darío a La Habana, con quien Casal entabló amistad. El primero le dedicó a éste El clavicordio de la abuela; Casal, por su parte, había conseguido ese mismo año que en La Caricatura apareciera el poema de Darío La negra Dominga; también publicó en La Habana Elegante un artículo sobre su amigo el 5 de enero de 1893.
La tarde del 21 de octubre de 1893, en la redacción de La Habana Elegante, Casal escribió un suelto al que dio el título de Mi libro de Cuba, que trata del texto de Lola Rodríguez de Tió. También corrigió parcialmente las pruebas de su libro Bustos y rimas.
Acude a cenar a casa del Dr. Lucas de los Santos Lamadrid en Prado 111. De sobremesa, cuando uno de los presentes hace un chiste, Casal lanza una carcajada; le sobreviene una hemorragia y muere de la rotura de un aneurisma, acabando tempranamente con su vida. Días antes le había escrito a Rubén Darío una carta en la que presentía su muerte.
Su obra dispersa en El estudiante, periódico manuscrito de su primera juventud, en el semanario La Habana Elegante y los periódicos El País, La Discusión, El Fígaro y La Caricatura, ha sido recogida y publicada recientemente.
Estilo
Aunque su inspiración nos haga recordar a Gustavo Adolfo Bécquer, Julián de Casal no es un posromántico, sino un renovador, maestro de la rima y de las formas métricas que tanto habría de cultivar el modernismo. Maestro del soneto endecasílabo, intentó también el dodecasílabo y el alejandrino. Casal representa una anticipación del movimiento modernista, que en Cuba fue interrumpido en su desarrollo por la última guerra de independencia.
Casi al final de su vida publicó los tres libros que constituyen sus obras completas: Hojas al viento (1890), todavía con marcada influencia del romanticismo español y francés; el parnasiano Nieve (1892) y, finalmente, Bustos y Rimas (1893), conjunto de prosas y versos en el que se aprecia la influencia de Charles Baudelaire y de Paul Verlaine, y una intuición que preanuncia el modernismo.
En Bustos y Rimas predomina el subjetivismo peculiar de Casal, su alma lírica dominada por la tristeza irreparable, por el ensueño superador de la estrecha y mísera realidad provinciana, monótona y vulgar, que le rodea. Se añade a ello su necesidad espiritual de refinamiento, su aptitud para la expresión tanto de estados de alma como de escenas brillantes de la naturaleza y su progresiva maestría para la factura del verso nuevo.