Theodore Dreiser. Foto tomada de Internet

Theodore Dreiser: Gran maestro del naturalismo norteamericano

Novelista, ensayista y periodista estadounidense, ahondó en los móviles oscuros de la psicología del comportamiento en la sociedad de su país.

Vida y Obra

Nació el 27 de agosto de 1871 en Terre Haute, Indiana. Hijo de una humilde familia de emigrantes alemanes que vivía sumida en la miseria, el pequeño Theodore que era el noveno de diez hermanos se vio obligado desde niño a ejercer los más duros y variados oficios, primero para contribuir con su esfuerzo laboral al sostenimiento de los suyos, y muy pronto para procurarse su propia supervivencia. 

La severidad religiosa que imponía el padre a la familia, sumada a la precaria situación de la economía doméstica, convirtieron la infancia y adolescencia de Theodore Dreiser en un penoso calvario del que el futuro escritor se apresuró a huir cuando apenas contaba quince años de edad.

A estas dificultades se le añadía, el hecho de, por imposición paterna, en su casa sólo se hablase el alemán, imposición que supuso el mayor problema a la adaptación del joven Theodore al país que había nacido. Con esta desventaja, sólo pudo ejercer en Chicago, ciudad en la que se instaló tras huir de su casa; ejerciendo los oficios más penosos, desde lavaplatos en un sórdido burdel hasta deshollinador, actividades que a duras penas logró compaginar, durante aquel período clave de su formación, con abundantes lecturas que le sirvieron para ir dominando la lengua inglesa y alimentar, de paso, su innata vocación literaria.

Una mejora en su vida laboral se produjo cuando le ofrecieron trabajar como corredor de seguros, ocupación que Dreiser aprovechó para establecer algunos contactos que, poco después, le permitieron empezar a ganarse la vida por medio de la escritura. Su sueño era adentrarse en el mundo del periodismo, en el que veía la mejor escuela práctica para el desarrollo de sus ambiciones literarias, por lo que invirtió sus escasos ratos de ocio en recorrer una tras otra las redacciones de los periódicos de Chicago.

Comenzó a ejercer el periodismo en el Chicago Daily Globe (1892), crítico teatral y enviado especial del St Louis Globe Democrat (1892-1893) y del St Louis Republic (1893-1894). Bajo la influencia del naturalista Herbert Spencer (1820-1903) y de otras teorías biológicas y sociales de la época, fue conformando la idea de que el hombre, como ser, se encuentra desnudo ante potencias superiores, pues hay instintos y fuerzas sociales que escapan a su control, argumento que marcó su futura obra de ficción.

Contrajo matrimonio en 1898 con una maestra de escuela de Saint-Louis, a la que había conocido mientras preparaba una serie de reportajes para la Feria Mundial que había de celebrarse en dicha ciudad. Su matrimonio fue infeliz, pues su esposa consideraba que el cultivo de la escritura creativa, era una actividad improductiva. Pese a separarse en 1910, no se avino nunca a concederle el divorcio. 

En 1919, Dreiser conoció a Helen Patges Richardson (1894-1955), prima suya y con quien comenzó una aventura. Durante las siguientes décadas, ella siguió siendo la mujer constante en su vida, a pesar de las muchas aventuras amorosas temporales del escritor. Finalmente se casaron el 13 de junio de 1944. Permanecieron juntos hasta la muerte de Dreiser.

Su primera novela, Nuestra hermana Carrie (Sister Carrie), se publicó en 1900 y fue de inmediato apartada del mercado por sus editores, quienes reaccionaron así ante el escándalo sin precedentes que había provocado la obra. Dreiser perfilaba en la novela de una crudeza realista y desgarro naturalista la figura de una joven mujer (inspirada en su propia hermana Emma) que, valiéndose de sus habilidades para la seducción, alcanza el éxito social y la riqueza desde el escalafón más bajo de la clase trabajadora. 

Tachada de inmoral por la sinceridad y el vigor realista con que Dreiser describía la ambición de la protagonista, su intensa vida sexual y el declive de su amante y protector, Sister Carrie fue objeto de una dura campaña de acoso y derribo por parte de las voces más severas del puritanismo estadounidense, que se afanaron no sólo en denunciar la “inmoralidad” de los excesos naturalista del escritor de Indiana, sino también en poner de manifiesto la torpeza estilística de su primera entrega novelesca, con la clara y aviesa intención de identificar libertad de pensamiento con falta de formación cultural. La obra, sin embargo, merecería el elogio del escritor Sinclair Lewis.  

Tras la apresurada retirada de su novela que no habría ser reeditada hasta 1912, Theodore Dreiser atravesó por uno de los peores momentos de su vida: la en el desaliento y acabó por hundirle en una profunda depresión que le llevó hasta un intento de suicidio. Cuando comenzó a recuperarse psicológicamente de este duro golpe, renunció a su hasta entonces fracasada carrera literaria y se refugió en su otrora brillante trayectoria periodística, a la que se reincorporó con éxito en calidad de editor de revistas. 

En 1912 publicó su segunda narración extensa, Jennie Gerhardt (1911), una novela protagonizada también por una ambiciosa mujer que consigue medrar gracias a sus relaciones amorosas, aunque ahora presentada no como una triunfadora (como en el caso de la protagonista de Sister Carrie) sino más bien como una víctima incapaz de hallar satisfacción alguna en su agitada vida amorosa o en los bienes materiales que logra alcanzar. 

Un año después de la publicación de esta obra, Dreiser vuelve a las librerías con una narración mucho más ambiciosa, The Financier (El financiero, 1912), primera entrega de una trilogía centrada en el personaje de Frank Algernon Cooperwood, un magnate de los negocios carente de escrúpulos, trasunto literario de la figura real del célebre Charles Tyson Yerkes (1837-1905), magnate de las empresas de tranvías, natural de Filadelfia y afincado en Chicago, que dilapidó grandes sumas de dinero en pinturas mansiones y amantes; tuvo su continuación en las dos restantes entregas de la Trilogía del deseo, presentadas bajo los títulos de The Titan (El Titán, 1914) y The Stoic (El estoico, publicada póstumamente en 1947).

Primer libro de su exitosa Trilogía del deseo. Foto tomada de Internet

La intuición de que su propia peripecia vital revestía tanto interés como cualquier obra de ficción llevó a Theodore Dreiser a publicar su primera semblanza autobiográfica cuando contaba poco más de cuarenta años de edad, centrada en sus numerosos desplazamientos a lo largo y ancho de todo el país, y presentada bajo el título de A Traveler at Forty (Un viajero a los cuarenta, 1913). Poco después, apeló de nuevo a su experiencia para redactar la novela The Genius (El genio, 1915), un estudio sobre la figura del artista basado en sus propias vivencias e inquietudes literarias, al que siguió otro texto de carácter autobiográfico titulado A Hoosier Holiday (Una fiesta en Indiana, 1916). A comienzos de los años veinte dio a la imprenta otra obra testimonial sobre su vida, A Book About Myself (Un libro sobre mí mismo, 1922), que fue reeditada bajo el título de Newspaper Days (Días de periodista, 1931) al cabo de nueve años, cuando también vio la luz un nuevo texto autobiográfico titulado Dawn (Amanecer, 1931).

Theodore Dreiser visto por el caricaturista Theodore Lane. Foto tomada de Internet

En 1925 ve la luz Una tragedia americana, su gran novela, inspirada en un caso real. La novela cuenta la vida de Clyde Griffiths, un hombre de carácter débil, abúlico e indeciso, criado en la pobreza, que asesina a su novia embarazada, de la que se avergüenza, para casarse con una mujer que puede abrirle las puertas del bienestar material y la posición social que ambiciona, lo que ponía en entredicho el esquema ideal del “sueño americano”. La obra fue llevada al teatro y en dos ocasiones al cine, la segunda de ellas con gran éxito, bajo el título de Un lugar en el sol (1951) y con un reparto de lujo: Montgomery Clift y Elizabeth Taylor.

Sobreportada de la novela original (1926). Foto tomada de Internet
Fotograma del filme Un lugar en el sol. Foto tomada de Internet

La novela alcanzó un éxito enorme de público, pero dividió a los críticos: algunos le reprocharon su desaliño formal y el descuido gramatical de su lenguaje, mientras otros alegaron que la historia contada era tan poderosa que volvía insignificante cualquier reparo estilístico. Sintetizando ambas opiniones, un crítico llegó a afirmar que se trataba de “la sugerente y magnífica novela peor escrita del mundo”.

Dreiser nunca volvió a repetir el éxito que conoció con ella, aunque escribió otras como la publicada póstumamente El baluarte (1946), mucho más sólida en el aspecto formal. También publicó colecciones de cuentos y de ensayos.

En 1928 publica el libro Dreiser looks at Russia (Dreiser mira a Rusia), escrito tras un viaje que el escritor realizó a la URSS en 1927, invitado por las autoridades soviéticas. Por aquel entoncel, Dreiser, ya consagrado como uno de los grandes narradores del momento, había comenzado a asumir el papel de figura pública y a destacarse por su entusiasta defensa de las posiciones ideológicas de izquierda, que habrían de llevarle poco antes de su muerte a formalizar su ingreso en el Partido Comunista.

En 1930 fue nominado al Premio Nobel de Literatura.

Theodore Dreiser falleció el 28 de diciembre de 1945, a la edad de 74 años en Hollywood, California.

Su obra, tachada de inmoral y escandalosa por los sectores más conservadores de su país, alcanzó el reconocimiento de la crítica y los lectores europeos mucho antes de que fuera apreciada en los Estados Unidos de America, donde, a la postre, se reconoció el talento de Dreiser para reflejar y denunciar, por medio de un lenguaje duro y transgresor, la miseria y la violencia de la vida moderna. Consagrado, finalmente como el narrador norteamericano más destacado de las primeras décadas del siglo XX, se convirtió en un punto de referencia obligada para sus colegas de oficio.

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