Cirilo Villaverde. Foto tomada de Internet

Cirilo Villaverde: Patriota y novelista

Lo que significó Cirilo Villaverde para las letras cubanas y para la libertad de nuestra patria lo expresó José Martí en la hermosa semblanza que publicó en el periódico Patria, el 30 de octubre de 1894, unos días después de la muerte del novelista:

De su vida larga y tenaz de patriota entero y escritor útil ha entrado en la muerte, que para él ha de ser el premio merecido, el anciano que dio a Cuba su sangre, nunca arrepentida, y una inolvidable novela”…

Vida y Obra

Cirilo Villaverde de la Paz nació en el ingenio Santiago, cerca de San Diego de Nuñez, pequeño poblado pinareño, el 28 de octubre de 1812. Su padre era médico del ingenio, y en ese medio le hizo conocer, desde muy temprano, las crueldades y miserias de la esclavitud. 

En 1823 va a La Habana, donde cursó estudios de pintura, filosofía y derecho. Se recibió de bachiller en leyes en 1832, pero apenas ejerció esta profesión. Sus principales actividades fueron el periodismo y la enseñanza. 

Trabajó como maestro en los colegios Buenavista y Real Cubano de la capital y La Empresa de Matanzas. Publicó para uso de las escuelas un Compendio geográfico de la Isla de Cuba (1845), El librito de cuentos y las conversaciones (1847) y El librito de los cuentos (1857).

Dio a conocer sus primeras narraciones: El ave muerta, La peña blanca, El perjurio y La cueva de Taganana, en Miscelánea de Útil y Agradable Recreo (1837) y en El Álbum: Engañar con la verdad, El espetón de oro y la primera parte de Excursión a Vuelta Abajo, todas en 1838. La Cartera Cubana insertó en su sección de folletines Amores y contratiempos de un guajiro y Una cruz negra, en 1839. La Siempreviva en ese mismo año publicó la primera versión de Cecilia Valdés o La Loma del Ángel.

Mientras desempeñaba su cátedra en el colegio La Empresa comenzó a escribir para Faro Industrial de La Habana. De regreso a la capital, fue uno de sus principales redactores y condueño junto Antonio Bachiller y Morales. En este diario aparecieron entre 1842 y 1847 la segunda parte de Excursión a Vuelta Abajo (1842), El guajiro (1842), La peineta calada (1843), Dos amores (1843), El penitente (1844), La tejedora de sombreros de yarey (1844-1845) y otras de menor importancia, así como multitud de notas, crónicas y artículos de crítica literaria y de costumbres calzados con su nombre o con los seudónimos de Sansueño, Yo, El ambulante del oeste, Lola de La Habana y otros.

Otras obras del autor. Foto tomada de Internet

No fue Villaverde solo un hombre de letras. Defensor de los ideales independentistas, participó como propagandista activísimo en la conspiración de La Mina de la Rosa Cubana de 1848. Al ser descubierta la misma por delación de un conjurado fue apresado en La Habana y condenado primero a muerte en garrote vil y más tarde a diez años de prisión. Escapó el 31 de marzo de 1849 con otros presos de prisión y escondido en la bodega de una goleta costera llegó a los Estados Unidos.

En el país norteño continuó luchando por sus principios políticos. Fue en Nueva York secretario de Narciso López, a quien conocía desde 1846, y redactor en jefe de La Verdad. Publicó en Nueva Orleáns entre 1853 y 1854, el periódico El Independiente. Se trasladó a Filadelfia en 1854, donde trabajó como profesor de español y contrajo matrimonio con Emilia Casanova, una destacada activista de la independecia cubana.

Regresa a La Habana en 1858, acogido a la amnistía. Aquí trabajó al frente de la imprenta La Antilla, que publicara algunas obras de interés para nuestras letras, como los articulos de costumbres de Anselmo Suárez y Romero, y colaboró en el periódico literario La Habana.

Volvió poco después a Nueva York, donde continuó sus labores como maestro y periodista. Por esa época fue redactor de La América (1861-1862), La Ilustración Americana (1865-1869), El Espejo y El Avisador Hispanoamericano. En 1864 fundó con su mujer un colegio en Wechawken. Durante esta segunda estancia en los estados Unidos continuó luchando por la independencia de Cuba, como muchos otros cubanos de su tiempo. Sólo regresó a la Isla en 1888 por dos semanas.

Tras una larga y fructífera vida, exactamente a los ochenta y dos años, falleció Cirilo Villaverde en New York, el 24 de octubre de 1894, con la admiración y el reconocimiento de sus contemporáneos por su doble condición de patriota y novelista.

La novela por excelencia del siglo XIX 

La novela que consolidó la fama de Cirilo Villaverde fue Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, publicada en forma de relato breve en 1839. Se trataba solo de un esbozo de la trama de la novela. A fines de este mismo año aparece la primera parte de la novela. Cuarenta y tres años más tarde, en 1882, se publica de forma definitiva en Nueva York. Ninguna de sus obras anteriores respondió a empeño tan elevado ni despertó como esta el entusiasmo del público y la crítica.

Varias ediciones de su obra más famosa. Foto tomada de Internet

En ella Villaverde recoge el panorama de de la vida cubana desde 1812 hasta 1831. Muestra sus categorías políticas, sociales y económicas y las terribles lacras que padecían. La obra, con sus clases poderosas y sus clases oprimidas, con sus funcionarios venales y su burguesía indolente, con sus mulatos discriminados y sus negros esclavos, con sus familias enriquecidas por el régimen esclavista y sus aristócratas de blasones comprados a la decrépita monarquía española, sirve de esclarecedor prólogo.

Para la creación de la novela, Villaverde se inspiró en algunos personajes de la época. Se plantea que el tipo de Cecilia está tomado de una niña de unos once o doce años que tenía hábitos andariegos. Esta niña llamó la atención de muchas personas, entre ellas, el escritor. El resto de los personajes también parece haberlos creado tomando en cuenta personas que vivieron en los años en que se desarrolla la acción de la novela. Además por ella desfilan personajes reales que Villaverde incorpora al argumento.

Cecilia, hija ilegítima de Don Cándido Gamboa, pertenece a la clase de los mestizos libres y esa condición la condena a unos amores desdichados y humillantes.

Escrita hace más de un siglo, Cecilia Valdés, todavía logra impresionar a las generaciones presentes sobre todo, por constituir una vigorosa denuncia contra el execrable sistema esclavista.

Esta novela, por sus valores trascendentales, ha sido llevada al teatro lírico. Es muy conocida la versión de la obra en la zarzuela de su mismo nombre, con música del maestro Gonzalo Roig. También ha servido de tema a un ballet llevado a escena por el Ballet Nacional y el ICAI la adaptó a la gran pantalla en 1982, bajo la dirección de Humberto Solás y el protagónico de Daisy Granados.

Daisy Granados en el rol de Cecilia Valdés. Foto tomada de Internet

El mito de una Cecilia Valdés paseando por la Plazuela del Ángel llegó hasta el siglo XXI. Caminar hoy por la zona obliga a los habaneros a recordarla. Quizás ello inspiró a la doctora Silvia Govín y al artista visual y diseñador cubano Erig Rebull a crear una escultura que honrara a la célebre Cecilia. 

Escultura de Cecilia Valdés en la Plazuela del Ángel (2014). Foto tomada de Internet

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