Madre e hijo. Foto tomada de Internet

¡Felicidades mamá!

En todas las culturas y en todas la épocas de la historia se ha homenajeado a la maternidad y a la fertilidad. El culto a la maternidad es el culto a la vida. El Día de las Madres se celebra en muchos países del mundo. Es una fiesta civil, dedicada a la figura de la madre en sus aspectos privados y sociales.

Un poco de historia

Desde la prehistoria se encuentran testimonios de la importancia que tuvo la maternidad y la fertilidad en las representaciones femeninas. La diosa madre primitiva solía estar asociada a la madre tierra, que era una deidad de fertilidad.

Las primeras culturas en rendir homenaje a las madres fueron las politeistas, que adoraban divinidades femeninas asociadas a la fertilidad y celebraban sus fiestas cuando el invierno daba paso a la primavera.

Es en el Antiguo Egipto, en el 2.100 a.C., donde comenzaron a adorar a la diosa Isis como “la gran diosa madre”, por su cualidad protectora y maternal mostrada con todos los demás seres. Isis provenía de una familia de nueve dioses, todos descendientes de Ra, el dios del Sol y del origen de la vida. De acuerdo con la leyenda, Isis estaba casada con Osiris, y ambos reinaban con paz en el Antiguo Egipto. Cegado por la envidia de no haber sido escogido líder, Seth reta a Osiris apenas este regresa, asesinándolo y arrojando su cadáver a las aguas del río Nilo.

De acuerdo con la leyenda, el cuerpo de Osiris había sido desmembrado en 14 pedazos, Isis sale a buscarlo y recomponerlo. Cuando Isis devuelve la vida al cuerpo de Osiris, ambos conciben a su hijo, Horus, el dios halcón. 

La diosa Isis amamantando a Horus. Foto tomada de Internet

El primer registro que hay de esta festividad proviene de la antigua Grecia; donde se rendía culto a Rhea. Rea era hija de Urano, personificación del cielo, y de Gea, encarnación de la tierra. Rea se casó con su hermano Cronos, dios del tiempo, con quien tuvo seis hijos: Ceres, diosa de la agricultura; Hades, dios del inframundo; Hera, reina de los dioses y hermana y esposa legítima de Zeus, quien a su vez era padre de los dioses y de los hombres. Rea también era madre de Hestia, diosa del hogar y Poseidón, dios de los mares.

Rhea salva a Zeus de ser devorado por Cronos, cambiándolo por una piedra. Foto tomada de Internet

Cronos se enfrentó a su padre para tener el poder sobre el Olimpo, y lo destronó. Pero Gea profetizó que Cronos también sería reducido por uno de sus hijos. Por eso, el temible dios del tiempo decidió devorar a sus hijos cuano nacieran. En medio de su tristeza, Rea tuvo la valentía de salvar a Zeus, su hijo menor. Engañó a su esposo al entregarle una piedra envuelta en pañales y sábanas, mientas ella huía con el pequeño a la isla de Creta para que la ninfa Amaltea cuidara de él. Después estuvo escondida en varios luagres de Asia para evitar que Cronos la encontrara. 

Cuando Zeus creció se enfrentó a su padre, tal como lo había profetizado su abuela y lo venció. Aunque Rea no tenía un poder especial, era adorada en Creta por haber salvado a su hijo. Los habitantes de la isla se convirtieron en sacerdotes de Rea. Solían rendirle honores, bailes y cantos.

Esta tradición fue adoptada por los romanos, quienes durante el equinoccio de marzo celebraban Las Hilarias, fiestas dedicadas a la madre tierra y la fertilidad. Rhea fue Hilaria, cuya fiesta se celebraba el 15 de marzo  en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas.

Dibujo que representa a la diosa Cibeles. Foto tomada de Internet

Tras el triunfo del cristianismo, la celebración de Hilaria es suprimida por pagana. Se instaura la veneración a la Virgen María, cuya fiesta principal en el calendario católico corresponde al 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.

La virgen con el niño dormido, obra del artista italiano Giovanni Battista Salvi, llamado Sassoferrato (siglo XVII). Foto tomada de Internet

Las celebraciones dedicadas a las madres en la era moderna se remontan a la Inglaterra del siglo XVII, donde se estableció el Mothering Day el cuarto domingo luego de Pascua. En esta fecha los sirvientes recibían el día libre y podían volver a sus pueblos natales, para compartir con sus madres, se preparaba un pastel conocido como Mothering Cake, y se realizaban jornadas de agradecimiento en la iglesia local.

La civilizaciones precolombinas honraban la maternidad. Es el caso de Los aztecas, quienes veneraban a la diosa Coyolxauhqui, madre del dios Huitzilopochtli. Según la leyenda, Coyolxauhqui embarazada de Huitzilopochtli, fue asesinada por las estrellas, durante la creación del mundo, el motivo era su embarazo; el hijo que iba alumbrar representaba al Sol, enemigo de las tinieblas donde las estrellas vivían. Pero Huitzilopochtl, consiguió nacer y vencer a las tinieblas.

La diosa Coyolxauhqui desmembrada. Foto tomada de Internet

A la diosa Coyolxauhqui se le dedicaron distintos  rituales y celebraciones, como el ritual que se celebraba en la primavera para honrar sobre el cerro del Tepeyac a la madre de todos los los dioses, Tonatzin que traducido significa “nuestra venerable madre”.

En la civilización incaica, la figura de la matriarca o capullana es recurrente. Desde una perspectiva mística, la fertilidad de la tierra está representada en la Pacha Mama, la madre tierra, que procura a sus hijos sustento y alimento. La retribución se ejerce con “pagos a la tierra”.

En la Edad Moderna

En 1870, la poeta y activista estadounidense Julia Ward Howe (1819/1910) escribe la Proclama del Día de la Madre, un apasionado llamado a la paz y al desarme: 

…”Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ¡Desarma! !Desarma!. La espada del asesinato no es la balanza de la justicia”…

La activista Julia Ward Howe. Foto tomada de Internet

Dos años después, Julia celebró organizar la celebración  como Día de la Paz, y poco después como el Día de la Madre, en la ciudad norteamericana de Boston. No obstante, esta celebración nunca tuvo carácter nacional, sino que se trató de una conmemoración local sin mayores pretensiones y fue algo efímero. 

La idea  de Julia influyó en la también estadounidense Ann Reeves Jarvis (1832-1905), quien desarrolló un encomiable trabajo promoviendo cuestiones de salud y de seguridad social de las mujeres trabajadoras, a lo largo de muchos años en el estado de Virginia. 

Durante la  Guerra de Secesión (1861-1865), Ann organizó cuerpos de sanidad para atender a los heridos de ambos lados. Al terminar la guerra, se dedicó a promover un día, para conmemorar el trabajo de las mujeres, especialmente el de las madres trabajadoras, el Mother´s Friendship Day, reconociendo el esfuerzo de las mismas por sacar adelante a sus familias. También organizó las reuniones Mother´s Day Meetings, en las que las madres se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas de actualidad

En una ocasión, le había mostrado una oración a su hija Anna Marie Jarvis (1864-1948), que sirvió para que esta emprendiera una campaña que reconociera el Día de las Madres como un día de fiesta:

Espero y rezo para que alguien, reconozca un día en memoria de las madres,  para celebrar el servicio incomparable que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida”.

Ann Reeves Jarvis y Anna Marie Jarvis, fundadoras del Día de las Madres. Foto tomada de Internet

El 12 de mayo de  1907, dos años después del fallecimiento de su madre, Anna empezó una campaña a favor de lo que llamó Día de las Madres, para honrar el recuerdo de su madre. Las flores preferidas de la señora Ann Reeves Jarvis eran los claveles, y aquel día, y en homenaje a tal preferencia, la hija obsequió un clavel rojo a aquellas personas que tenían su madre viva, y uno blanco a quienes la tuvieran fallecida. 

Desde entonces, en todo lo que restó de ese año 1907, Ann Jarvis se dedicó a promover una campaña por correo para establecer el segundo domingo del mes de mayo como Día de las Madres. Enviaba cartas todos  a congresistas, gobernadores, celebridades y personas de interés. Algunos políticos se burlaban de sus esfuerzos diciendo que, si se oficializaba el Día de la Madre, tendrían que instituir también el Día de la Suegra. Anna no desistió y se convirtió en una activista por la causa.

Al año siguiente, en 1908, el segundo domingo de mayo fue celebrado como Día de las Madres con una ceremonia religiosa en la iglesia episcopal de Grafton, West Virginia, en donde hubo una gran afluencia de público. Ya el año de 1909, fueron miles de personas quienes celebraron el Día de las Madres en ese estado. Sin embargo, en 1910 ya era una celebración oficial en el estado de West Virginia, por orden ejecutiva de su gobernador. Entonces la campaña porque se oficializara la fecha en toda la Unión Norteamericana se fue haciendo cada vez más fuerte, 

En 1914, el presidente Woodrow Wilson hace oficial la conmemoración, adoptándose oficialmente el segundo domingo de mayo como un día de fiesta para todas las madres en general.

La iniciativa pronto fue adoptada por otros países, aunque no todos los festejan en la misma fecha.

Madre e hija, son consideradas las creadoras de la fiesta que celebra a las madres.

Pretexto comercial 

La lucha que Anna realizó  para homenajear a su madre y a otras mujeres, se convirtió en el guión perfecto de los comerciantes para impulsar y estimular la compra de regalos. La fecha se volvió en el tema principal de las campañas publicitarias al inicio de cada mayo y ganó mucho apoyo dentro de la industria de las flores y las tarjetas.

Solo que a  la activista no le gustó el rumbo comercial que se adoptó, por lo que decidió boicotear la fecha. En 1923, Anna Jarvis presentó una demanda para retirar el Día de las Madres, de las fiestas oficiales porque consideraba que se había perdido el sentido real de la celebración. Incluso fue arrestada por provocar disturbios. 

Anna Jarvis criticaba a los comerciantes que se “aprovechaban” del evento y los tildaba de “violadores de los derechos de autor, vándalos comerciales y especuladores declarados”.

Anna llegó a realizar protestas contra las florerías, que aumentaban sus precios en el mes de mayo y amenazó con demandar a muchas empresas que lucraban con la celebración. También criticó a la enorme industria de tarjetas con textos impresos que se generó en torno al día, alegando que la manera de demostrar el aprecio y honrar a las madres debía ser a través de cartas personales escritas a mano.

Antes de morir, en 1948, embargada por las deudas y la depresión, Anna Jarvis le confesó a una periodista: “Me arrepiento mucho de haber creado el Día de la Madre”.

La celebración del Día de las Madres no es uniforme en todos los países

Aunque la fecha de las celebraciones cambia de país a país, el Día de las Madres se celebra en casi todas partes en el mes de mayo. Solamente unos pocos países balcánicos, arábes y algunos otros cae en marzo.

Las razones de esta elección se encuentra en la celebración del ciclo de renacimiento natural después de un largo invierno. Se celebra el principio vital, el regreso a la vida y su triunfo, las flores y los frutos de la primavera

En Cuba

Las repercusiones de las actividades norteamericanas se extendieron hasta suelo cubano y el periodista cubano Victor Muñoz Riera, Vitoque (1873-1922), quien escribía una columna para el periódico El Mundo, bajo el pseudónimo de Attaché; publicó una crónica titulada “Mi clavel blanco”, en la que alababa la iniciativa de Anna Jarvis y escribió que esta mujer “no tardará en ver triunfante su paciente y callada labor, porque ya en los Estados Unidos se ha generalizado bastante la costumbre y los claveles rojos o blancos en las solapas de los hombres y sobre los corpiños de las mujeres darán testimonio de su triunfo.”

Notable periodista cubano. Foto tomada de Internet

Junto a los esfuerzos de Vitoque, un grupo de jóvenes que se reunían en el Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, liderados por el maestro Francisco Montoto y García (1891-1940),   trabajaron con empeño para la fiesta, que se llevó a cabo el día domingo 10 de mayo de 1920, en el Teatro Popular del Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, con un programa artístico-cultural, en el cual se recitó y se cantó, y las palabras centrales fueron pronunciadas por el propio Montoto. 

Francisco Montoto y García. Foto tomada de Ecured

A la entrada, cada asistente recibió una flor roja, si tenía a su madre viva, y una flor blanca, si había fallecido. La costumbre de festejar ese día a la Madre, colocándose en el pecho de cada cual una flor roja o una flor blanca, según estuviese su respectiva madre viva o fallecida, ha ido perdiendo su uso en Cuba casi totalmente.

Víctor Muñoz también tuvo una amplia participación en la política y resultó electo concejal del Ayuntamiento de La Habana en las elecciones del 1ro de noviembre de 1920. Fue en ese mismo concejo que el 22 de abril del año siguiente, propuso la institución de esta fiesta en La Habana. Su iniciativa tuvo éxito, aunque no es hasta 1928 que la Cámara de Representantes aprueba, con carácter de ley, la celebración nacional del “Día de las Madres.”

En la actualidad, la familia cubana  obsequia las tradicionales postales, flores, dulces, entre una gran variedad de ideas para sorprender a cada madre en su día.

Postales cubanas dedicadas al Día de las Madres. Foto tomada de Internet

El Día de las Madres es una oportunidad para agradecer a quienes nos dio la vida y a quienes nos cuida todos los días, desde el primer momento de nuestra concepción.

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