La danza ha formado parte del ser humano desde el principio de los tiempos. Aunque no existen registros escritos de la danza en la prehistoria, se ha encontrado evidencia arqueológica que sugiere que los primeros seres humanos realizaban bailes alrededor de hogueras o en espacios abiertos. Estos bailes probablemente eran muy simples, con movimientos repetitivos y rítmicos acompañados por tambores y otros instrumentos musicales.
La danza en la prehistoria eran una parte importante de la vida cotidiana de las comunidades primitivas. Se cree que la danza servía como un medio para celebrar los acontecimientos importantes de la vida, como las cosechas y las ceremonias de fertilidad, y también se utilizaban como un medio para comunicar historias y mitos.
Además de ser un medio de comunicación y celebración, los bailes también tenían un significado ritual y espiritual para muchas culturas prehistóricas. En algunos casos, los bailes eran una forma de comunicarse con los dioses y de pedir bendiciones para la comunidad.
A medida que las culturas se desarrollaron y evolucionaron, los bailes también evolucionaron y se hicieron más complejos.
En la Antigüedad
Egipto
En las ceremonias religiosas, funerales y fiestas populares, los antiguos egipcios bailaban al compás que marcaba la música para transmitir de esta forma sus sentimientos. Así, la danza era una de las manifestaciones artísticas más comunes entre los egipcios desde el inicio de su dilatada historia. En diversos objetos de las culturas del Predinástico (finales del V milenio-3200) se han hallado varias referencias a la danza.
En general las danzas eran ejecutadas por bailarinas profesionales jóvenes que habían recibido su formación en los templos de la diosa Hathor, donde también se ensayaba música, canto y otras muchas artes; los hombres se dedicaban al acompañamiento musical. Las bailarinas llevaban ropas con transparencias o desnudas, con cinturones metálicos.
Los movimientos eran acrobáticos, con mucha gestualidad, es decir, ponían los brazos en oposición, rodillas flexionadas, inversión del cuerpo y cabeza.
Se ejecutaban varios tipos de danzas: imitativas de los movimientos vegetales: árboles o cañas sometidos a los fenómenos naturales; de fertilidad en corros en honor de dioses como Osiris o Hathor, ejecutadas en las ceremonias de culto; rituales funerarios: caracterizadas por palmear rítmicamente las manos y a través de la mímica representaban escenas del difunto, y danzas profanas realizadas en banquetes, teatrales dramáticas o líricas.
Mesopotamia, India y China
La danza en Mesopotamia se practicaba como un acto espontáneo de alegría y juego, pero según las fuentes escritas también existía un tipo de danza concebido como un acto de culto representado en los rituales religiosos, destacando el culto a la diosa Ishtar.
La danza era practicada por todos independientemente de su edad o sexo. Ciertos tipos de danza sólo eran bailados por hombres o por mujeres. Los hombres no daban giros, pero eran los únicos que bailaban en cuclillas. Los ancianos bailaban separados de los jóvenes a un ritmo más lento. La danza en círculo se asocia a las mujeres. No existen evidencias de una danza en la que se mezclasen los géneros.
En el caso de la India antigua, el baile fungía para darle culto a sus dioses y era un puente entre los hombres y sus deidades. La danza también tenía un papel importante en la vida social de la sociedad, y se realizaban danzas en ocasiones especiales como bodas y fiestas. La danza en la India antigua era un arte muy desarrollado, y los bailarines eran altamente respetados y valorados en la sociedad.
Por su parte la danza en China era una parte integral de la vida religiosa y social de sus habitantes. Las danzas se realizaban en honor a los dioses y en ocasiones especiales como bodas y fiestas. La danza china antigua era muy elaborada, y los bailarines usaban máscaras y vestuario especial para representar a los dioses y los héroes.
Grecia
Los orígenes de la danza en Grecia se remontan muchos años antes de su aparición y tienen lugar en Creta, partir del segundo milenio a. C. Según Homero fue en Creta donde los dioses enseñaron la danza a los mortales. Los cretenses suponen una excepción en todo el período que va del Paleolítico hasta el comienzo del clasicismo griego; la diferencia radica, en parte, en el papel relativamente subordinado que la religión y el culto desempeñaban en la vida pública. Al depender mucho menos de los cánones religiosos, la fantasía creada podía manifestarse con mayor libertad que en Egipto o Mesopotamia.
Cuenta Homero que, en los atardeceres, jóvenes de ambos sexos bailaban en círculo sujetándose por los puños. Las ceremonias religiosas eran muy diversas y consistían en danzas, canciones y procesiones solemnes en las que el papel dominante lo sustentaba la mujer que se ocupaba de los diferentes roles: bailarinas, cantantes, procesionistas, amén de sacerdotisas. Cuando la danza era individual, las bailarinas evolucionaban girando sobre ellas mismas, doblando a veces las rodillas. Un mural de tierra cocida representa a tres mujeres bailando en círculo mientras otra toca la lira. En un segundo mural, tres mujeres cubiertas bailan alrededor de un árbol con las manos cogidas entre sí. Cuando no bailan sujetándose las manos o los puños, las bailarinas levantan un brazo y dirigen la palma hacia el cielo, mientras el otro permanece bajo con la palma hacia la tierra; esta posición ya se encontraba en Egipto y se verá de nuevo en las danzas dionisíacas y en Etruria.
Los antiguos griegos creían que la danza fue inventada por los Dioses y por tanto asociada con las ceremonias religiosas. Creían que los dioses ofrecieron este regalo solo a unos mortales elegidos, quienes enseñaron a bailar al resto.
Hay evidencias en los textos antiguos que indican que la danza fue tenida en gran consideración, en particular por sus cualidades educacionales. el baile, junto con la escritura, la música y los ejercicios físicos, era fundamental para el sistema educativo y muchos autores clásicos ensalzan sus virtudes como medio de cultivar el cuerpo y el alma. El arte griego puede caracterizarse someramente por la búsqueda la belleza, el equilibrio y la armonía.
Es de todos conocida la perfección y hermosura plástica de sus templos y estatuas y no menos apreciado el colorido y finura de sus cerámicas. La danza, aunque su legado nos ha sido trasmitido indirectamente a través de textos y pinturas o relieves, tuvo también una considerable importancia, ya que se bailaba en ritos religiosos (pan-helénicos o locales), ceremonias cívicas, fiestas, vida cotidiana, educación de los niños, etc.
Los griegos fueron los primeros en reconocer la danza como un arte, y le dedicaron en su mitología una musa: Terpsícore. Su práctica estaba ligada al culto del dios Dionisos y, junto con la poesía y la música, era el elemento indispensable de la tragedia griega, donde la catarsis ponía al individuo en relación con los dioses, aunque también entre los griegos cumplía la danza una función de comunicación y cohesión social.
En Atenas los niños se educaban por separado, mientras que en Esparta la educación era igual para ambos sexos. Eran famosas las danzas de armas (la pírrica). Cada Dios tenía su propia danza y esta se realizaban en el exterior de los templos. Los bailes en parejas son extraños y tienen gran libertad interpretativa. Los aspectos comunes en las danzas eran: utilización de la posición natural, pie detrás de los gemelos de la otra pierna, elevación del arco plantar y empleo de las manos en diferentes posiciones. Los modelos más utilizados de danzas fueron: danzas de movimientos circulares alrededor de un altar o danzas de movimientos procesionales dirigidas por el músico o el exarchôn o corifeo.
Roma
En la antigua Roma la danza perdió importancia y valor social y religioso, bailar podía ser algo considerado inconveniente en los hombres.
En los primeros tiempos de la antigua Roma los ciudadanos romanos solo podían participar en danzas dentro de un contexto militar, cívico o religioso. En una sociedad donde la decencia era la norma de comportamiento en la vida, la intervención en actos festivos donde primaba el entretenimiento no era bien vista e impedía a los ciudadanos más notables tomar parte en los bailes de forma espontánea por su falta de seriedad y utilidad, las cuales eran características del pragmatismo del pueblo romano. Sin embargo, contemplar a los bailarines y bailarinas que ejecutaban sus danzas en diversos festejos era algo habitualmente aceptado.
Existían escuelas de baile donde los bailarines profesionales adquirían habilidades con respecto a la expresión corporal, el sentido del ritmo o la capacidad de improvisación, cualidades que no se adquieren de forma espontánea habitualmente. Algunos ciudadanos particulares asistirían también con el fin de tener algunas nociones de danza que les permitieran demostrar su conocimiento artístico en rituales religiosos o privados.
Durante la República aprender a bailar dejó de considerarse algo indecoroso, entre las mujeres llegó a verse como una muestra de su buena educación, siempre que se practicara según las normas sociales. Durante el Imperio cada vez fueron más las mujeres que se consideraban buenas bailarinas y llegaron a presumir de ello.
Más tarde el baile pasó a formar un género especial de declamación, la pantomima, espectáculo desconocido a los griegos y consistente en piezas cómicas o heroicas expresadas por gestos y bailes; este género se denominaba danza itálica. En esas comedias solía mostrarse como actor el pueblo mismo.
Tales costumbres, aparte de la ya citada de los festines, se conservaron después de la caída del Imperio romano. Los galos conservaron el teatro. Los godos y los francos consintieron a los vencidos la práctica de sus juegos, añadiendo además sus danzas guerreras, circulares y con armas, practicadas por suevos, alanos, vándalos y germanos.
Edad Media
Durante la extensión del cristianismo la danza y el baile seguían ligado a los cultos religiosos; incluso en algunas iglesias de París los padres llamados canónigos, dirigían una danza de niños antes que comenzaba en cántico de los salmos en el cual se incorporaba.
En algunas catedrales había un lugar llamado ballatoria o chovaría que se reservaba para la danza. En este lugar los fieles podían honrar a Dios bailando.
Por los ritos paganos que aún tenían vigencia, muchos pobladores fueron acusados de herejía; se consideraba que toda ceremonia o rito que no estuviera reconocido por la iglesia “profanaba la fe cristiana”, por ello muchas expresiones danzarias populares fueron condenadas.
El pensamiento de la sociedad de esta época se caracterizaba por el aprecio de la vida después de la muerte, superior en importancia a la terrenal; por lo cual debía decidirse de manera tajante entre la vida terrenal y la celestial, el bien y el mal, el cuerpo y el alma, el espíritu y la carne. Lo importante era salvar el alma; el cuerpo era pecaminoso, y así la danza se desterró, o se evitaba, como una actividad del cuerpo, de orden físico, que produce placer.
La iglesia controlaba todos los ámbitos de la vida cotidiana. Los temas de la danza de esta época eran exclusivamente los de la religión y la guerra.
En la Edad Media sólo algunos sectores de la aristocracia se divertían con danzas, realizadas con mucha moderación.
La costumbre de vestir con largos y pesados vestidos impedía casi el movimiento. Los bailes cortesanos, plagados de actitudes de reverencia y delicados movimientos y pasos cadenciosos, a penas permitían lucir los largos atuendos y arrastrar las colas sueltas de los vestidos, en fiestas realizadas en los salones de los palacios y castillos.
El pueblo desarrolló otras formas de expresión del baile; empobrecido y principalmente víctima de las enfermedades y las guerras; bailaban frenéticamente en los cementerios, atrios de las iglesias, en las celebraciones religiosas o marchando de pueblo en pueblo por toda la campiña europea. Bailes que presentaban movimientos cadenciosos con la cintura, salto y ligeros zapateos, fueron mal vistos por los creyentes radicales de la época.
En los bailes populares era muy común ver aparecer el personaje del diablo, que a base de movimientos grotescos y hacían reír y despertaba la ironía de la gente. Se piensa que este tipo de representaciones dio origen a la “danza de la muerte” o “danza macabra”, una de las principales del medioevo. En ella la muerte baila entre cardenales, clérigos, militares, campesinos, mujeres, niños y ancianos, personajes de todas las clases los que al ser condenados son obligados a entrar en la danza en que la muerte siempre triunfa.
Las danzas y bailes se caracterizan por una ejecución colectiva, en formas coreográficas definidas. Es al final de la Edad Media cuando los bailes cortesanos empiezan a establecer una tímida relación de pareja. El recato, las buenas maneras controlaban entonces los movimientos, el sentimiento y las emociones.
Surge en esta época también en una nueva y espectacular forma danzaria, la de los “juglares”, personajes que eran poetas, músicos, actores, acróbatas, y difusores de diversas manifestaciones del arte en casi todos los lugares de Europa, hecho que significo la difusión de la cultura y la historia de la época.
Renacimiento
La danza renacentista tuvo lugar en Europa durante el período del Renacimiento, que se extendió desde la segunda mitad del siglo XIV hasta el siglo XVII. Durante este tiempo, la sociedad europea experimentó un renacimiento en las artes, la cultura y la ciencia, y esto se reflejó en la danza.
Los primeros manuales de instrucciones detalladas que se han conservado hasta hoy fueron escritos en Italia entre 1450 y 1455. Estos documentos y los encontrados en otros países (Francia e Inglaterra entre otros), permiten conocer algo sobre esta actividad social, tan importante en el Renacimiento. Una persona educada y culta en el Renacimiento debía tener conocimientos básicos de danza y a menudo era enseñada por maestros calificados.
Durante el Renacimiento los maestros de baile eran ya comunes. Establecían las reglas de cada baile, lo enseñaban y llevaban las nuevas danzas de una corte a otra. Durante esta época, las danzas populares se transformaron en bailes sociales en los castillos y palacios de la nobleza.
En las cortes renacentistas las danzas de sociedad eran un fenómeno habitual. Los cortesanos descubrieron el baile de parejas, y desarrollaron danzas con pasos estudiados y evoluciones preestablecidas que era necesario aprender para ser buen cortesano. Comenzó así una diferenciación entre danzas folclóricas, cantadas y bailadas por el pueblo, y danzas cortesanas o de salón, las que bailaba la aristocracia.
Esta costumbre social de danzar, motivó que la mayor parte del repertorio instrumental del siglo XVI europeo esté compuesto por piezas de danza interpretadas en diferentes instrumentos: laúd, clavecín o virginal. Para las grandes fiestas incluso se exigía un conjunto instrumental pequeño que no improvisaba como en la Edad Media, sino que interpretaba músicas escritas con esquemas rítmicos establecidos. Estas piezas estaban formadas normalmente por melodías simples ornamentadas.
Edad Moderna
Siglo XVII
En el siglo XVII, se desarrolla la danza barroca, un estilo de baile que surgió en Europa, en pleno periodo barroco. Este movimiento artístico se caracterizó por la incorporación de elementos de la cultura clásica, y en la danza, se tradujo en movimientos suaves y fluidos, a diferencia de los bailes rígidos y cortantes del siglo anterior.
La danza barroca se caracterizaba por sus movimientos elegantes y sofisticados. Los bailarines utilizaban zapatos con tacones altos para poder desplazarse mejor y hacer giros más elegantes, vestimenta elaborada y decorada con adornos como encaje, cintas y flores. La danza barroca se basaba principalmente en la música barroca, y los bailarines realizaban movimientos a través de pasos coreografiados y precisos.
Uno de los elementos clave de la danza barroca era el uso de la técnica de la agrupación. Los bailarines se movían en grupos, y sus movimientos eran altamente sincronizados. Además, se utilizaba la técnica de las poses, donde los bailarines hacían pausas en movimientos específicos para enfatizar los puntos clave de la coreografía.
Los bailes barrocos también incluían elementos teatrales como el mimo y la pantomima. Los bailarines utilizaban gestos y movimientos exagerados para expresar emociones y narrar historias, y a menudo incorporaban disfraces y accesorios para complementar la actuación.
En el siglo XVII, la danza era un “arte para todos” que recorre todas las clases sociales. Pero la jerarquía piramidal de esta época hace que la nobleza debía ser las más “preparada”, y el rey, el más brillante de todos los nobles.Tal es así que el rey Luis XIV se consideraba un consumado bailarín. En 1661 funda la Real Academia de la Danza de París.
La sociedad de esta época creó un arte que era, a un mismo tiempo, común a todos y, a la vez, elitista, lo que resultaba contradictorio.
Siglo XVIII
El siglo XVIII supone el paso necesario para que la danza se asiente como arte independiente, mediante la profesionalización de los bailarines y la elaboración de un vocabulario y un código propio. En esta época aumenta también la importancia del elemento dramático en el ballet, elemento que lo dotaba de coherencia y sentido artístico, pues sostiene el espectáculo sin necesidad de acudir a otros recursos fuera de la musicalidad y el movimiento.
En el siglo XVII los ballets consistían en meramente en entradas y divertimentos en un marco operístico, pero en el siglo XVIII el ballet se convierte en un gran espectáculo en sí mismo.
Los avances más importantes vinieron en principio de la Real Academia de la Danza de París. En 1725 el maestro de danza Pierre Rameau (1674-1748), publica un nuevo tratado, Le Maître à Danser, que recoge todos los avances técnicos hasta ese momento y rechaza la idea del ballet como un simple divertimento para otorgarle la categoría de arte. Rameau introduce también en su tratado el estudio de los brazos y lo que él llamó “contraposto”, que no es otra cosa que la “oposición”, es decir, la forma equilibrada con que los brazos compensan el movimiento del cuerpo para lograr un equilibrio armonioso.
Estos avances se concentran en dos personalidades: Jean Georges Noverre (1727-1810), que creará la teoría del “ballet d´action”, y Salvatore Viganò (1769-1821), que otorgará relevancia al cuerpo de ballet.
Es también el momento de la aparición de las primeras grandes figuras de la danza, como María Camargo (1710-1770) y María Sallé (1709-1756). La Camargo (como también era conocida), fue la primera en prescindir del miriñaque, acortar su falda y despojarse de la peluca y la máscara; esto causó gran escándalo en principio, pero liberó a las bailarinas de un gran peso, lo que les permitirá nuevos avances en el trabajo de las piernas.
Mientras que María Sallé fundaba su danza en la expresión. También la Sallé se libró de los pesos muertos del vestuario convencional de la época, y bailaba “a la griega”, con túnica y con el cabello suelto.
El gran nombre masculino de la época es Gaetano Vestris (1729-1808). Conocido por su carácter inmodesto y arrogante, fue, sin embargo, un inmenso artista y el que estableció los principios del “bailarín noble”. Vestris, de origen italiano, unió la técnica francesa a la expresividad italiana. Con estas grandes figuras, avanzaba la técnica y al tiempo la expresión artística.
La decadencia de la Academia de París y de esta época de innovaciones vendrá del conflicto de intereses y de las intrigas entre los diferentes artistas y de la falta de conexión entre los distintos talentos derivada de esas intrigas y conflictos. Jean Georges Noverre, reformador radical, que rechazaba el rol tradicional del ballet como diversión decorativa en las óperas; en cambio, percibió la posibilidad de representar en él acciones dramáticas, describir pasiones, narraciones lógicas como en las obras de teatro; sufrió directamente este conflicto, denunciándolo en sus Cartas. Esto hizo que los artistas, coreógrafos y bailarines, se alejaran de París y buscaran nuevos centros de creación artística, como Stuttgart o Viena.
Entre los compositores de música para ballet destaca Christoph W. Gluck (1714-1787), que busca un mayor realismo y naturalidad frente a las convenciones rígidas de la época anterior, además de buscar el difícil equilibrio entre música y drama. Sus ideales coincidían plenamente con los de Noverre, que fue colaborador de Gluck e incluso de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-179), aunque esta última colaboración se truncó por la temprana muerte del compositor. A Noverre las intrigas y conflictos parisinos le impidieron trabajar en aquella ciudad.
El último gran coreógrafo de la época fue Salvatore Viganò, compositor y coreógrafo italiano, de inspiración clasicista. Su importancia reside en la relevancia que concede al llamado “cuerpo de ballet”, que hasta entonces se había limitado a enmarcar de alguna manera los movimientos de los bailarines principales. Viganò entendía que cada miembro del cuerpo de ballet se moviera de modo individual, con carácter y motivación propia.
Siglo XIX
En el transcurso del periodo romántico la danza experimentó un cambio significativo, cuya transformación es protagonizada principalmente por el ballet romántico.
La danza romántica recuperó el gusto por los bailes populares, las danzas folklóricas, muchas de las cuales sacó del olvido. Surgió el clásico vestuario de ballet, el tutú, permitiendo a los espectadores apreciar el dominio y los movimientos de los pasos de la danzante. El tutú apareció por primera vez en el Ballet de las Monjas de Roberto El Diablo, en 1831.
En el aspecto teórico, destacó la figura del coreógrafo Carlo Blasis (1797-1878) principal creador del ballet moderno en cuanto codificó todos los aspectos técnicos concernientes a la danza. Es El código de Terpsícore (1820) donde definitivamente se codifica la técnica y el vocabulario de la danza profesionalizada. Blasis creía que el estudio y la observación del arte clásico en composiciones pictóricas y escultóricas era fundamental para los bailarines y coreógrafos, para aprender el buen gusto, la elegancia y el porte.
Estudia, desde el punto de vista teórico y práctico, la “danse d´elevation”, y da la mayor importancia a los “pliés” y a las descripciones de “pirouettes”. Añade al vocabulario un nuevo término: “l´attitude”, que es la capacidad y belleza del equilibrio y sus posibilidades de proyección espacial desde diversos puntos de visión. Así mismo, clasificó los diferentes físicos de los bailarines masculinos: el serio (que hoy sería el bailarín noble), el “demi-caractère”, de menor altura y físico más compacto, con más exuberancia técnica) y el cómico (que hoy es llamado bailarín de carácter).
El lema de este gran coreógrafo y bailarín era “Ocultar el arte es lo supremo del arte”, y él fue consciente de que para ello era necesario adquirir una técnica tan perfecta que el bailarín pudiese olvidarse de ella y emplear toda su energía en la expresión artística.
Aparece la particular técnica de puntas del ballet, el cual consiste en que la bailarina apoya todo su peso corporal sobre las puntas de uno o ambos de sus pies, que están totalmente extendidos y se encuentran dentro de unas zapatillas de punta. En este aspecto, ballerinas como Marie Taglioni y Fanny Elssler eran reconocidas por ello. En bailes populares, continuó la moda del vals, y aparecieron la mazurca y la polca.
A mediados del siglo XIX, con el nacionalismo musical, el centro geográfico en cuanto a creación e innovación pasó de París a San Petesburgo, donde el Ballet Imperial alcanzó cotas de gran brillantez, con un centro neurálgico en el Teatro Marinski y, posteriormente, en el Teatro Bolshói de Moscú. La figura principal en la conformación del ballet ruso fue Maruis Petipa, que introdujo un tipo de coreografía narrativa donde es la propia danza la que cuenta la historia. Hizo ballets más largos, de hasta cinco actos, convirtiendo el ballet en un gran espectáculo, con deslumbrantes puestas en escena, destacando su colaboración con Piotr Chaikovski en tres obras excepcionales: La bella durmiente (1889), El cascanueces (1893) y El lago de los cisnes (1895). A nivel popular, el baile más famoso de la época fue el can-can, mientras que en España surgieron la habanera y el chotis.
Destacaba también el hecho de que se comenzó a componer música exclusivamente para ballet.
Siglo XX: Aparición de la Danza contemporánea
La danza contemporánea surge como una reacción a las características más rígidas del ballet clásico y como una necesidad de expresarse más libremente con el cuerpo. En otras palabras, es una variante o estilo del ballet clásico que otorga una mayor libertad al bailarín y que surgió a finales del siglo XIX.
En el origen de este estilo, los bailarines buscaban alternativas a la rigidez del sistema clásico, por ejemplo, fueron apareciendo bailarines descalzos y que realizaban saltos menos rígidos que los tradicionales. Con el tiempo se introducirían mayores variaciones y movimientos propios de otros estilos como el jazz e incluso el flamenco o danzas tribales.
Entre los precursores destacan Isadora Duncan (1877-1927), Martha Graham (1894-1991), Merce Cunningham (1919-2009), Charles Wiedman (1901-1975) o José Limón (1908-1972), todos ellos se caracterizaron por romper las reglas estrictas del ballet clásico y por seguir la idea que el bailarín debería tener libertad de movimiento, permitiendo que su cuerpo y movimientos expresen sus sentimientos. En resumen, todos ellos se centraron menos en la técnica formal y más en la expresión corporal y experimentación.
Sin embargo, pronto esta búsqueda activa por expresión más libre inspiró a muchos otros artistas que ya sufrían las restricciones expresivas. Así, hasta la Segunda Guerra Mundial se habló de “danza moderna” para referirse en conjunto a estas nuevas tendencias. Pero a partir de la década de 1940 se llamó danza contemporánea a un verdadero torbellino de estilos y tendencias, gestado dentro del nuevo género.
Bailes Modernos
Desde principios del siglo XX, la evolución de la danza ha estado vinculada al desarrollo de los “bailes modernos”. Bailes que se desarrollaron de forma espontánea a partir de una música concreta y que reflejaban el sentir de su época.
El origen de los bailes modernos se localiza en los Estados Unidos a finales del siglo XIX. En concreto en el año 1889, cuando John Philip Sousa (1854-1932)creó un ritmo denominado Washington Post March. Se trataba de un baile en pareja conocido o como Two step, con pasos rápidos y saltos. Estaba basado en la música negra americana y, desde 1911 hasta 1915, su ritmo vivo sincopado apoyó la evolución de los bailes en pareja, apostando por los brazos entrelazados y miradas cara a cara.
Este fenómeno siguió desarrollándose en las salas de baile de principios del siglo XX haciéndose eco, además, de las alteraciones sociales y políticas de la época. De esta manera surgió el Fox Trot (y su variante Charlestón) que se correspondió con la euforia que sucedió a la Primera Guerra Mundial. Este baile nació en las orquestas de jazz de 1910, lo creó Harry Fox (1882-1959) de ahí su nombre y sus pasos imitaban a los movimientos de los animales.
En los años treinta nació el Swing y con él un nuevo estilo de música y de baile. Fue el momento del Jitterbug, que hizo balancear a los cuerpos. Los bailarines ya no realizaban movimientos explosivos sino desplazamientos calculados y giros y acrobacias en pareja. Ambos seguían cogidos de la mano y bailando al mismo ritmo durante buena parte de las canciones, aunque la distancia entre ambos había aumentado considerablemente.
Este tipo de baile correspondía a una corriente denominada Lindy Hop. Movimientos ideados por bailarines afroamericanos que incorporaron nuevos pasos procedentes de otras disciplinas.
En su desarrollo, los bailes del estilo Lindy Hop compartían un mismo patrón: un paso básico de ocho tiempos, una estructura de baile rectangular y alargada, y los bailarines giran, de manera simultánea, sobre un eje central.
Estas danzas siguieron desarrollándose durante los años cuarenta en formatos como el West Coast, el Jive, el Boogie Woogie, el Balboa, o el Wendy, entre otros.
A mediados de los años cincuenta irrumpió el Rock´n´Roll. Su nacimiento estuvo vinculado a Elvis Presley y a su oscilación de cadera. Esta nueva música era una síntesis de blues, el rhythm and blues, el gospel y del country, y supuso un revulsivo para la mentalidad nacional de Estados Unidos que afrontaba cambios sociales importantes y su consolidación como principal pilar político de la escena internacional.
El paso básico para bailar Rock’n’Roll consta de seis tiempos y se baila en pareja. La mujer comienza sus movimientos con el pie derecho y el hombre con el pie izquierdo, bailando ligeramente inclinados hacia la pareja y con un discreto movimiento de caderas. Durante muchos años este baile estuvo prohibido en las escuelas de danza.
En el año 1960 Chubby Checker (1941) presentó el Twist y con él llegó una nueva variante de música y de baile. Su movimiento básico era una enérgica torcedura de caderas y del torso superior, así como un rápido giro de pies. Fue uno de los primeros bailes que se podían bailar sin necesidad de contar con pareja y eso supuso una revolución en las mentalidades estadounidenses.
Mientras esto ocurría en Estados Unidos, en Europa surgió el Beat de mano de The Beatles (sus canciones se bailaban de forma similar al rock llegando a su expresión máxima con el punk) y en el Caribe emergía el Reggae. En él, caderas y las piernas iban al ritmo de la música, inclinándose en diagonal y hundiendo los talones en el suelo.
En los años setenta reaparecen los bailes en pareja. Lo hacen de la mano de los primeros sonidos de la música disco, canciones que bebían del soul, del jazz y del funk, dando lugar a ritmos pegadizos que inundaron las pistas de baile. Su estructura se concreta en un compás de cuatro tiempos y una línea de bajo sincopado, con voces reverberadas.
En los años setenta su variante más popular fue el Hustle, un baile donde los intérpretes se paseaban por la pista al compás de la música agregando patadas, pasos de rock o gestos con las manos con los que poder llevar el compás entre tiempos.
A mediados de los años ochenta apareció el Break dance, un baile acrobático que se ejecutaba de manera individual.
Su música se desarrolló siguiendo dos estilos distintos que utilizaron los grupos de baile para rivalizar en sus coreografías. La primera de ellas fue el hip hop, que usaba sonidos de sintetizadores y en el cual los bailarines imitaban los movimientos de los robots.
De otro lado, los bailarines realizaban giros usando la espalda, rodillas y hasta la parte de arriba de la cabeza siguiendo músicas menos sintetizadas.
La mayoría de estos bailes se hacían en la calle. Como evolución de estos sonidos y movimientos surgió el Rap, donde se integraban corrientes como el break dance, el electro, el graffiti urbano o el scratch, y donde se adaptaban expresiones de baile del break dance, aunque dando prioridad a las manos.
En los años noventa los bailes se desarrolaron bajo la inflluencia del techno. Bajo esta nomenclarura se recogieron muchos bailes siendo el Flogger, FreeStep, HardStep y el Tektonik los más populares. En general, los manuales de estas danzas señalan que los sonidos bajos se bailan o interpretan con hombros, cabeza o ambos a la vez; mientras los sonidos altos se interpretan con brazos y manos. En todos los casos, el ritmo señala la rapidez con la que deben ejecutarse los movimientos.
El arte de la danza en la actualidad
El arte de la danza ha cambiado mucho desde los tiempos antiguos y ha experimentado muchos cambios a lo largo de la historia. En la actualidad, la danza es un arte vibrante y en constante evolución, que se ha expandido y diversificado en muchas formas y estilos.
En la modernidad, la danza se ha convertido en una forma de expresión artística universal, y se ha utilizado para explorar temas como la identidad, la política, la cultura y la emoción. Los bailarines y coreógrafos han experimentado con nuevas formas de movimiento y han desafiado los límites de lo que se considera danza tradicional.
Uno de los más grandes cambios en la danza moderna ha sido la inclusión de la danza contemporánea. La danza contemporánea se desarrolló en la década de 1950 y se ha convertido en una forma de arte popular y ampliamente reconocida. Se caracteriza por movimientos fluidos, suaves y a veces intensos, y permite a los bailarines explorar nuevas formas de movimiento y expresión.
Además de la danza contemporánea, también existen muchos otros estilos de danza moderna, incluyendo hip hop, breakdance, jazz, ballet contemporáneo y danzas urbanas. Cada uno de estos estilos tiene su propia estética y formas únicas de movimiento, y cada uno representa una parte importante de la cultura y la sociedad moderna.
Hoy en día, la práctica de la danza es muy diferente a como era en la antigüedad o en la edad media. En la época contemporánea, la danza se ha convertido en una forma de arte ampliamente accesible y popular, que se practica en todo el mundo.
Hay muchas escuelas de danza y academias que ofrecen clases de danza para personas de todas las edades y habilidades. Estas clases pueden incluir una amplia variedad de estilos, desde ballet y danza contemporánea hasta hip hop y jazz. Además, hay muchos grupos de danza y compañías profesionales que se dedican a la enseñanza y el espectáculo de la danza.
La tecnología también ha tenido un impacto en la práctica de la danza en la época contemporánea. Ahora, los bailarines y coreógrafos pueden utilizar tecnología de vanguardia para crear espectáculos de danza innovadores y desafiantes. También existen muchos recursos en línea, como tutoriales de danza y videos, que permiten a las personas aprender y practicar la danza desde la comodidad de su hogar.
El baile en la época contemporánea se ha vuelto más inclusiva y representativa de diferentes culturas y comunidades. Hay una mayor variedad de estilos de danza y formas de movimiento que abarcan una amplia gama de culturas y tradiciones, lo que permite a más personas participar y experimentar con la danza.