Tercer mes del año en el calendario occidental, entre febrero y abril, que consta de treinta y un días. Consagrado al dios romano Marte en la Antigua Roma, es el mes en el que los prados, caminos y bosques se llenan con una gran cantidad de vegetación. Significa que la puerta de la primavera ya se ha abierto.
Orígenes
En la Antigua Roma, marzo era el mes dedicado al dios Marte, Martius mensis, dios de la guerra, (una de las actividades fundamentales de los romanos) hijo de Júpiter y de Juno. Era uno de los dioses más importantes de los romanos y pertenece a la tríada arcaica de los dioses superiores (Júpiter, Marte y Quirino).
Además, Marte era considerado el padre del pueblo romano al ser el el dios que, al engendrar a los gemelos Rómulo y Remo hizo posible la fundación de Roma. Se representaba armado como un hoplita griego y su animal sagrado era el lobo; pero es también dios de la agricultura, quizás la actividad más importante para estos pueblos agrarios: una de las plegarias más antiguas, que se ha conservado, comienza y termina con la fórmula “Padre Marte”, y en ella se ruega al dios que favorezca las cosechas, guarde el ganado y mantenga a salvo a la familia.
Lo cierto es que a Marte se le adoró en el mes de la renovación de la naturaleza (el principio de la primavera), al que se pedía protección de la tierra así como victoria en la guerra. Su ominoso sello ha estado en todas las épocas; su nombre se encuentra en nuestro calendario y en nuestra semana, y el rojo fulgor de su planeta fascina en el cielo.
Era un mes muy animado: se celebraban dos importantes fiestas: Las Matronalia, fiesta consagrada a la diosa Juno Lucina, “la que trae los niños a la luz”, divinidad protectora de los partos y de las mujeres en general, y La procesión de los Ancilia, en la que sacertodes-guerreros portaban una primitiva vestimenta militar, y al son de la música, bailaban y golpeaban los escudos (Ancila) de Júpiter. Estos escudos se conservaban en el templo de Marte y en las calendas de marzo se llevaba en procesión de tres días alrededor de Roma, y en el trigésimo día del mes se colocaban de nuevo en su lugar.
Además comenzaban los cargos públicos, tenían lugar los comicios republicanos y, tras ellos, iniciaban los cargos consulares. En este mes se reanudaban los trabajos en el campo y comenzaban los preparativos para las guerras.
En latín se le conoce como Mars, Martis y su adjetivo correspondiente es Martialis o Martius. En nuestra lengua, marcial, lo conservamos, por ejemplo, en las artes marciales o las marchas marciales.
Los Idus de Marzo
Los idus eran días de buenos augurios en la antigüedad, se celebraban los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses del año. La importancia de este día de buena suerte del mes consagrado al dios Marte estaba en que, según el calendario romano anterior al juliano, se celebraba el año nuevo coincidiendo con la primera luna nueva del año.
Para los días de buen augurio de marzo se celebraba la Fiesta de Anna Perenna, cuya festividad originalmente concluía con los festejos por el nuevo año. Una celebración enormemente popular, con comidas en el campo, bebida y mucha diversión.
El asesinato de Julio César en los Idus de marzo del año 44 a.C. resulta paradójico, ya que se trataba de uno de esos días considerados de buen augurio en el calendario romano.
Según el historiador griego Plutarco, César habría sido advertido de que su vida peligraba en tan particular jornada, ante lo que el dictador descartó el riesgo: “Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: “Los idus de marzo ya han llegado”; a lo que el vidente contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.
La muerte de César en el Senado está considerado el punto de inflexión en la historia de la Antigua Roma, marcando la transición del período histórico conocido como República al Imperio Romano. De ahí la importancia cultural de la referencia a los Idus.
¡Bienvenida primavera!
La principal característica del mes de marzo es la llegada de la primavera, y con ella, ciertas particularidades climáticas que tienen impacto en el sector agrícola.
Una de estas características es por su puesto, el aumento de las temperaturas, lo que hace que el clima se torne cada vez más cálido. Para los cultivos que recién van saliendo de la temporada invernal de frentes fríos y vientos fuertes, este aumento en la temperatura es uno de los factores determinantes para que se logres muchos de los cultivos que finalizan sus ciclos en los meses de marzo y abril.
Esta particularidad es tan relevante que incluso existen dichos sobre el mes de Marzo que tienen relación con las siembras y el campo:
En marzo, si cortas un cardo, te nacen cuatro.
En marzo sale la hierba, aunque la den con un mazo.
En marzo florecen todos los campos.
El sol de marzo, de riego le sirve al campo.
En Marzo los almendros en flor, y los mozos al amor
En este mes ocurre el equinoccio de primavera, lo que significa que los días van aumentando progresivamente su duración, son aproximadamente 12 horas de luz de día y por eso mismo las noches se hacen más cortas, un aproximado de tres minutos por día. Sin embargo en el día 20 de marzo que es cuando se da el equinoccio primaveral, el día y la noche tienen exactamente la misma duración, de ahí que el significado de la palabra equinoccio sea “Noche igual”, que proviene del latín aequinoctĭum.
La primavera, es la estación que promueve el amor, la alegría y las flores. La felicidad define a la primavera, lo mismo que las nuevas ilusiones y las ganas renovadas de vivir nuevas experiencias.