Historia de los meses: Febrero

El mes de febrero es el segundo del calendario gregoriano y el de menos duración, pues tiene 28 días o 29 cuando el año es bisiesto (cada 4 años). Así mismo, es un mes muy diferente dependiendo en la zona del mundo que se habite, puesto que para quienes viven en el hemisferio norte significa el final del invierno climatológico, mientras que para quienes viven en el hemisferio sur, anuncia los últimos vientos fuertes de calor del verano.

En la Antigua Roma

El último mes del año en el calendario clásico republicano y segundo en el Juliano, era un mes dedicado a la diosa Februa, y también a Februus, el antecesor etrusco de Plutón, dios de los infiernos. Mes de purificación por excelencia, los ritos en honor al dios conocidos como febraule podrían ser el origen etimológico del nombre del mes. Se realizaban sacrificios y ofrendas a los dioses para curarse en salud por los desagravios cometidos durante el año en una especie de confesión general destinada a no soliviantar la ira de las divinidades patrias.

En el arcaico calendario romano este mes no existía. Fue incluido en tiempos de Numa Pompilio. El dios predominante del mes era Neptuno y se representaba en el calendario del Foro como una mujer vestida de azul que portaba en una de sus manos un ave acuática mientras con la otra sostenía un cántaro que vertía una cantidad respetable de agua, representación de las importantes lluvias que llegaban en estas fechas.

Representación del mes de febrero. Foto tomada de Internet

Su corta duración respecto al resto de meses tiene su motivo. Julio César, decidió reformar el viejo e inexacto calendario lunar romano y adaptarlo a la versión solar, mucho más precisa, de 365 días y 6 horas. El encargado de realizar los cálculos de aquel importante cambio fue el astrólogo alejandrino Sosígenes. Al ser Febrero el último mes del calendario romano no era tan largo como el resto y además necesitaba la inclusión de un día cada cuatro años, entre el 24 y 25 del mes, para corregir el cómputo total. El día 24 era el sextus kalendas martii, por eso este día extra fue llamado bis sextus (origen de nuestro actual término bisiesto).

Las fiestas y ceremonias más representativas de este mes en la antigua Roma

Fiesta del Helerno (1 de febrero): Sacrificio de un toro de pelaje oscuro al dios de los infiernos en el lucus (bosque sagrado) que se encontraba en la desembocadura del Tíber.

Amburbia (2 de febrero): Ceremonia expiatoria en que las víctimas, antes de ser sacrificadas, eran llevadas procesionalmente en torno a la ciudad.

Fiesta de las luces o antorchas (2 de febrero): Durante toda la noche anterior, las mujeres acompañan a Deméter con teas encendidas en la búsqueda de su hija Perséfone, raptada por Hades y llevada a la profundidad de los infiernos. Los romanos también iluminaban las calles de la ciudad con profusión de antorchas y teas en honor de Februa.

Parentalia (13 de febrero): Fiestas en honor de los difuntos, que se prolongaban hasta el día 21. Era una festividad de carácter funesto en la cual se suspendían los matrimonios y se cerraban los templos. Cuenta el poeta Ovidio que hubo un período de negligencia respecto a las obligaciones con los difuntos, por lo que éstos salieron de sus tumbas y llenaron la noche con sus lamentos hasta que les tributaron las honras fúnebres debidas.

Faunalia (13 de febrero): Fiesta en honor de Fauno, en la que se ofrecía un sacrificio en su templo de la isla Tiberina. Las Segundas Faunalias se celebraban el 5 de Diciembre.

Fiestas de las Lupercales (15 de febrero): esta fiesta era celebrada en honor de Fauno. Bajo el reinado de Rómulo, las romanas fueron afectadas de esterilidad y consultado el oráculo de la diosa Juno en el bosque de Esquilo, respondió: “Madres del Lacio, que os fecunde un macho cabrío velludo“. Se procedía en primer lugar al sacrificio de un macho cabrío en la gruta del Lupercal. Luego, el augur hacía un látigo con la piel de la víctima y los Lupercos, con la cara manchada de sangre de la víctima, completamente desnudos y provistos de látigos, echaban a correr por el Palatino golpeando a las mujeres que se ofrecían a sus golpes para ser madres. Los jóvenes desnudos representan al dios Pan, divinidad fecundadora y nieto del lobo Licaón, de ahí el nombre de Lupercales, derivado de “lupus”, lobo.

Quirinales (17 de febrero): Fiesta en honor de Quirino, nombre que recibió Rómulo tras su apoteosis. Es una divinidad agraria y fecundante. En esta festividad se ofrecían las primicias de las cosechas a la diosa Fornax, que preside los hornos, evita incendios y tuesta al punto el trigo. Esta fiesta no tenía fecha fija de celebración, ya que cada curia la celebraba en el día en que se le hubiera anunciado que debía hacerlo. Los que por negligencia o ignorancia no lo hubieran hecho cuando les correspondía podía celebrarla en este día, al que se denominó con el burlesco apelativo de “STULTORUM FESTA” o Fiesta de los Tontos. La colina del Quirinal de Roma recibe de Quirino, o Rómulo, su nombre.

Feralia (21 de febrero): Fiestas en honor a los difuntos con que se cerraban las Parentalia. La celebración se basaba en la ofrenda a Tácita (diosa del silencio) de una vieja hechicera un sacrificio de connotaciones mágicas.

Fiestas de las Caristias (22 de febrero): o también llamada fiesta de los muertos de la familia consiste en llevar alimento a estos. Los miembros de cada familia, tras haber honrado a los difuntos en las Parentalia y las Feralia, se reunían para agradecer a los dioses tutelares el que todavía siguieran vivos.

Terminalia (23 de febrero): Fiestas en honor de Término, dios de los límites de los campos, en la que, tras adornar con guirnaldas los hitos que marcaban las distintas propiedades, se les hacían ofrendas y se les rociaba con la sangre de un cordero o un cochinillo, previamente sacrificado, en medio de súplicas al dios para que los límites se mantuviesen inalterables.

Fiesta del Regifugium (24 de febrero): Fiesta con la que se conmemoraba la expulsión de Tarquino el soberbio y la supresión de la monarquía, mediante la huida ritual del Rex Sacrorum. Se celebra el primer día de la República de Roma.

Refranes de febrero

Abrígate por febrero con dos capas y un sombrero.

Cuando llueve por febrero todo el año a tempero.

Cuando no llueve en febrero no hay buen prado ni buen centeno.

En febrero sale la lagartija del agujero.

Enero y febrero hinchan el granero, con su hielo y su aguacero.

En enero y febrero un rato al sol y otro al humero.

En febrero sale el oso del osero.

En febrero un día malo y otro bueno.

En febrero un rato al sol y otro al romero.

Febrero loco, y marzo otro poco.

En febrero busca la sombra el perro y en marzo el amo.

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