Una de sus novelas. Foto tomada de Internet

Carlos Loveira: narrador social

Narrador y periodista, es uno de los escritores más relevantes de principios del siglo XX en Cuba. La narrativa de Carlos Loveira ocupa un lugar importante de la literatura cubana, sobre todo por el gran valor documental que brindan acerca de las primeras décadas de la sociedad republicana.

Vida y Obra

Carlos Loveira  y Chirino, nació en El Salto, provincia de Las Villas, el 21 de marzo de 1882. De origen humilde. Su padre muere cuando él contaba apenas tres años. Con su madre se traslada a Matanzas, en donde ella trabaja de cocinera, hasta que enferma y muere cuando Loveira tiene nueve años. Emigró a los Estados Unidos en 1895 junto a la familia para la que trabajaba su madre. 

Carlos Loveira. Foto tomada de Internet

Allí trabaja como mozo de hotel y vendedor ambulante de frutas y dulces, llegando  a dominar el inglés. Relacionado con los emigrados revolucionarios, a los 16 años, se enroló en la expedición del general José Lacret Morlot que partió de Tampa rumbo a Camagüey para participar en la guerra por la independencia (1895-1898) y ya en las filas insurrectas, prestó sus servicios en un hospital de sangre.

Al terminar la guerra, con el grado de subteniente, pertenecía a las tropas del general Javier de la Vega y Basulto, que luchaban en Camagüey. Durante la primera intervención norteamericana sirvió como intérprete a las tropas yanquis. Hacia 1903 comienza a trabajar como obrero ferroviario (retranquero, guardaequipajes, conductor de trenes de cañas, maquinista, jefe de trabajos de construcción). Estos oficios los desempeñó también en el canal de Panamá, en Ecuador y en Costa Rica, lugar en donde reside algún tiempo. 

De regreso en Cuba en 1908, obtiene empleo en los ferrocarriles de Camagüey. Como dirigente obrero organiza, en 1910, la Liga Cubana de Empleados de Ferrocarriles y funda el periódico El Ferrocarrilero (1909-1911). Fracasada la Liga, Loveira se traslada a Sagua la Grande (Las Villas), en donde reinicia sus labores sindicalistas. Funda el efímero periódico Gente Nueva y, posteriormente, la revista anticlerical Cauterios, esta última en unión del periodista catalán Baltasar Pagés. 

Nuevos reveses lo hacen trasladarse ocasionalmente a La Habana. Acusado de la explosión de unas bombas, al regreso de uno de sus viajes, es detenido, pero salió absuelto en el juicio que le hacen. Trabaja en la agencia sagüera de la Secretaría de Hacienda, hasta que un incidente con dos curas lo decide a marcharse a Yucatán, lugar a donde habían emigrado muchos de sus compañeros de luchas. Llega a Mérida en febrero de 1913

En México fue colaborador cercano de Venustiano Carranza, que le encargó organizar técnicamente el Departamento del Trabajo del estado de Yucatán. A partir de 1915 realizó numerosos viajes entre México, Cuba y los Estados Unidos, así como por Centro y Suramérica (Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil), en labores de propaganda y agitación. En Yucatán perteneció a la redacción de La Voz de la Revolución. También colaboró en Heraldo de Cuba, El Imparcial de San José (Costa Rica) y, en inglés, en The Federationist, órgano de la American Federation of Labor, a cuyo congreso, celebrado en Washington en 1916, asiste representando a los obreros yucatecos. En dicha ciudad estadounidense labora en el Comité Pro-conferencias Panamericanas de Trabajadores. 

Participó en la primera conferencia internacional del trabajo de la Liga de las Naciones como consejero técnico de la delegación de Cuba, en 1919. Nombrado funcionario de la Sección de Inmigración, Colonización y Trabajo, un decreto oficial en 1922, dispone que dedique toda su atención a la organización internacional del trabajo y se ponga en comunicación con la Oficina Internacional de Trabajo en Ginebra, para que Cuba cumpla sus obligaciones en esta materia, adquiridas en el Tratado de Versalles. 

Entre 1921 y 1926 participó en siete conferencias internacionales del trabajo, celebradas en Ginebra, Suiza, sobre las cuales publica folletos informativos en 1922, 1925 y 1927. También viajó por Francia, Bélgica, Alemania, Austria, España, Italia. 

Loveira fue un entusiasta de las ideas socialistas y uno de los líderes fundadores del movimiento.

Fallece en  La Habana el  26 de noviembre de 1928.

Escritor autodidacta

Carlos Loveira fue un escritor de formación autodidacta. En 1920 publicó su comedia El hombre es el hombre, en la revista Cuba Contemporánea. En ese mismo año da a conocer su primera novela: Generales y Doctores, que ha sido traducida al inglés (New York, Oxford University Press,1965) y constituye su obra más importante. Esta novela es un  fresco de la sociedad cubana en la que describe la corrupción política, el desánimo y la dinámica social a través de la cual se iba conformando la nación cubana en los primeros años de vida republicana.

Su novela más famosa. Foto tomada de Internet

Sus cuentos aparecieron en diversas publicaciones  de la época: El Simún y El Camagüeyano, de Camagüey; Ondina, de Sagua la Grande, y en las habaneras El Fígaro, Social, Chic, Smart y Mensual. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras y de la filial cubana de la Real Academia Española de la Lengua. 

Las novelas de Loveira pertenecen al realismo naturalista y psicológico, y abundan en temas eróticos, como en La última lección (1924), que aborda el comportamiento promiscuo de un médico. Otra de sus obras importantes es Juan Criollo (1927), en la que los ambientes habanero y rural ocupan un lugar destacado. En efecto, Loveira cultiva un naturalismo crudo, pero atractivo, con un estilo muy personal: claro, directo y cortado, apropiado a lo que cuenta, siempre en defensa de sus fines ideológicos, muy claramente orientados hacia tendencias socialistas. Así, en sus obras la humanidad más castigada se mezcla con el rencor y con la angustia.

Trazó los lineamientos generales y redactó los capítulos primero y último de la novela colectiva Fantoches, una de sus experiencias creativas más singulares, que fue publicada en la revista Social. Gran parte de la crítica considera que es el escritor que temperamentalmente más se asemeja a Émile Zola en todo el continente americano. 

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