Benito Pérez Galdós, pintado por Joaquín Sorolla. Foto tomada de Internet

Benito Pérez Galdós: Cronista de su época

Novelista, dramaturgo y periodista español, máximo representante de las corrientes realista y naturalista en la narrativa española. 

Vida y Obra

Benito Pérez Galdós, nació el 10 de mayo de 1843, en el seno de una familia de la clase media en Las Palmas de Gran Canaria. Era el menor de los diez hijos que tuvieron Sebastián Pérez, coronel del ejército, quien le aficionó a los relatos históricos, contándole pasajes y anécdotas vividos en la Guerra de Independencia y Dolores Galdós, una mujer de origen vasco y fuerte carácter. 

Cursa las primeras letras en el Colegio de San Agustín, de Las Palmas de Gran Canaria. Muy joven aún entra en los círculos periodísticos de las islas. En 1862 obtiene su título de bachiller en Artes, en el Instituto de  de la Laguna (Tenerife), donde se destacó por su facilidad para el dibujo. No era un alumno especialmente brillante, pero sí lo era su memoria y su capacidad de observación.  En 1862 se traslada a Madrid para estudiar derecho, aunque el joven Galdós se dedica más a visitar teatros y vagabundear por las calles, que aprovechar los estudios. Este ir y venir por la ciudad, le servirá para observar de cerca las gentes, sus hábitos y costumbres.

El autor en su juventud. Foto tomada de Internet

 En 1865, empieza a colaborar en la prensa. Escribe como redactor en los periódicos La Nación y El Debate, así como en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. Dos años después viaja por primera vez al extranjero, como corresponsal en París. De regreso trae consigo las obras de Honoré de Balzac y Charles Dickens, autores que serán importantes en su producción. Su inasistencia a clases provoca que le borren  de la matrícula definitivamente en 1868. 

En 1870, ve la luz su primera novela, La fontana de oro, ese mismo año publica en La Revista de España, la novela por entregas La sombra, de tema romántico. 

Dos años más tarde, poco después de la muerte de su padre, emprende la redacción de los Episodios Nacionales, probablemente inspirado en los relatos de guerra de su padre, que había participado en la guerra contra Napoleón. Se trata de una colección de cuarenta y seis novelas históricas, divididas en cinco series de novelas ordenadas de diez en diez para contar la historia de España, desde 1805 hasta 1880. La novedad de este proyecto, además de su envergadura, fue que por primera vez los hechos históricos no protagonizan el relato: los auténticos protagonistas eran los españoles cuyas historias, miserias, amores y preocupaciones se engarzan en la trama histórica. 

La famosa serie histórica. Foto tomada de Internet

Durante este período escribió las novelas Doña Perfecta (1876), Marianela (1878) y La familia de León Roch (1878), obra que cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien dividió su obra novelada entre “Novelas de tesis” y “Novelas españolas contemporáneas”. 

Este segundo grupo se inicia en 1881, con la publicación de La desheredada. Bajo esta nueva forma escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta (1886-1887), considerada por la crítica literaria, la mejor novela del  autor y la más popular y representativa del realismo literario español, Miau (1888) y Tristana (1892). Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad de personajes y recreación de un determinado ambiente: el Madrid de Isabel II y la Restauración.

Nunca se casó Galdós; tuvo varias relaciones sentimentales con mujeres que pertenecían al medio artístico o intelectual. Son conocidos sus amores con la escritora y crítica literaria Emilia Pardo Bazán, amores que duraron más de veinte años. También tuvo idilios con las actrices Concha Morell, la modelo Lorenza Cobián y la poetisa y narradora Sofía Casanova.

En 1886, a petición del presidente del partido liberal, Práxedes Mateo Sagasta, es nombrado diputado de Puerto Rico, cargo que desempeñó (a pesar de su poca predisposición para los actos públicos) hasta 1890, con el fin de la legislatura liberal y, al tiempo, de su colaboración con el partido. El congreso fue para Galdós un nuevo observatorio desde el que contemplaba otra parte de la humanidad española.

En 1881, publica de una de sus obras más aplaudidas por la crítica, Ángel Guerra. Al año siguiente versiona para el Teatro de la Comedia, la pieza Realidad.  Posteriormente lleva a las tablas La loca de la casa y La de San Quintín, obra que resultó un verdadero éxito para el público  y la crítica.

En 1897 ingresa en la Real Academia Española. También en ese año publica Misericordia, la más amarga y sombría de sus novelas; considerada junto a Fortunata y Jacinta, sus obras maestras.

Algunas de sus novelas más famosas. Foto tomada de Internet

Su éxito teatral más importante, sin embargo, lo obtuvo con la representación de Electra (1901), obra polémica que provocó numerosas manifestaciones y protestas por su contenido anticlerical.

El autor en su madurez. Foto tomada de Internet

Durante los últimos años de su vida se dedicó a la política; en la convocatoria electoral de 1907 fue elegido por la coalición republicano-socialista, cargo que le impidió, debido a la fuerte oposición de los sectores conservadores, obtener el Premio Nobel. 

Desencantado de la política, con graves problemas de visión y endeudado, vuelve a sus Episodios Nacionales. En Cánovas (1912), no disimula su pesimismo por el destino de España. A principios del año 1919 Galdós se emociona al tocar una escultura erigida en su honor en el Parque del Retiro de Madrid. Le quedaba casi un año exacto de vida. Muere en Madrid, el 4 de enero de 1920. 

Estilo

Un crítico anónimo escribió en 1894 en el semanario La España Moderna: “Entre los escritores modernos de España no hay uno solo que pueda competir con Galdós en fuerza creadora. Sus novelas contienen no un museo, sino una verdadera población de tipos diversos, de personas reales, a las cuales nos parece haber tratado familiarmente y cuyas penas y dolores nos han hecho derramar lágrimas abundantes. Todos los personajes de Galdós tienen vida propia, existen y nos inspiran, como si fuesen reales repugnancia o simpatía”.

Benito Pérez Galdós es el cronista absoluto del siglo XIX español, el pintor de Madrid de su siglo. Prefiere siempre la clase media: en sus páginas la retrata magistralmente. Con mano maestra recrea la vida cotidiana con sus mediocridades y su monotonía. Circunscrito a la corriente naturalista, Galdós, usó los métodos propios del naturalismo, como la observación científica de la realidad a través, sobre todo, del análisis psicológico, aunque matizado siempre por el sentido del humor.

La crudeza y fidelidad de Galdós a los personajes y a su modo de hablar hizo que algunos escritores se mofaran de él y su realismo radical, el escritor Ramón del Valle Inclán, acuñó para  él, el avieso apodo de “El garbancero”.

Benito Pérez Galdós es el restaurador de la genuina novela española. Al restaurar la novela, crea la novela nacional. Varios críticos consideran que Galdós es el continuador inmediato de Cervantes.

Firma de Benito pérez Galdós
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