Con la llegada del otoño, se reducen las horas de luz después del verano y los días cada vez se parecen más a los propios de la temporada fría del año. Además, en estos meses, suele cobrar especial importancia una fecha muy señalada que, más allá del valor matemático que tiene, también constituye una fecha con un significado importante para muchas personas en diversas regiones del planeta. Se trata del llamado “equinoccio de otoño”, que constituye el paso del verano a la nueva estación y que tiene unas características muy particulares.
¿Qué es un equinoccio?
La palabra equinoccio proviene del latín aequinoctium (aequus nocte) cuyo significado es “igual noche“, por lo que un equinoccio es un evento astronómico donde el día y la noche tienen la misma duración.
La Tierra suele tener un eje de inclinación de 23,5º al orbitar alrededor del sol, por lo que los hemisferios reciben diferentes cantidades de luz solar.
Cuando ocurre un equinoccio, el sol se ubica justo sobre la línea del ecuador de la Tierra. Por tanto, los hemisferios norte y sur reciben la misma cantidad de luz solar y sombra.
En ese momento, los polos norte y sur se encuentran a la misma distancia del sol y se puede distinguir la línea vertical conocida como terminador, que marca la división entre el día y la noche.
El sol, durante el equinoccio alcanza el cenit, el punto más alto del cielo en un ángulo de 90° en relación con un objeto en la Tierra. Por lo que la eclíptica, línea curva que transita el sol alrededor de la Tierra, coincide con el ecuador celeste, cuyo eje de inclinación es de 23,5º con respecto a la eclíptica.
Los equinoccios marcan el cambio de estación. En el hemisferio norte, por ejemplo, el equinoccio vernal marca el inicio de la primavera en torno al 20-21 de marzo, y el comienzo del otoño en el hemisferio sur; mientras que el equinoccio otoñal indica el inicio del otoño en torno al 22-23 de septiembre en el hemisferio norte y la llegada de la primavera en el hemisferio sur
Otros planetas del sistema solar también tienen equinoccios, aunque a escalas mucho más extremas. Marte, por ejemplo, tiene una inclinación muy similar a la de la Tierra, por lo que experimenta el mismo tipo de estaciones, pero su distancia del sol implica que un invierno marciano puede llegar a durar 154 días.
Urano tiene una inclinación de aproximadamente 90 grados, lo que en esencia significa que gira sobre un lado durante su órbita de 84 años alrededor del sol. Esto se traduce en interminables inviernos que duran 42 años.
En algunos planetas, las variaciones estacionales pueden incluso alterar la vista de estos objetos celestiales. Durante un equinoccio de Saturno, que ocurre cada 15 años terrestres, el sol brilla justo sobre los famosos anillos del planeta, bañándolos en sombras que revelan su estructura tridimensional.
Equinoccio y festejos
El equinoccio de otoño, se celebra en el mundo entero del mismo modo que se ha celebrado a lo largo de miles de años. Esto se debe a que, antaño, las estaciones del año marcaban el ritmo de la vida de las sociedades humanas. Esto se debía principalmente a que se trataban de sociedades eminentemente agrícolas. Es decir, sociedades vinculadas a la agricultura y, en consecuencia, los ciclos de la agricultura eran los que regían el calendario anual. De este modo, los solsticios y equinoccios eran los momentos del año en los que se cambiaba de estación y, más allá de una mera información, determinaba el tipo de trabajos que se tenían que llevar a cabo.
En concreto, el equinoccio de otoño daba inicio a las estaciones frías y a muchas de las cosechas. Era el período de preparación para el invierno y, por lo tanto, se trata de un período de recogimiento, en el que se debía recolectar los frutos de la primavera y el verano para prepararse para el duro invierno que llegaría pasado el solsticio de invierno. De este modo, como la vida se regía por el calendario agrario, el equinoccio de otoño constituía una celebración más del mismo, y cada sociedad humana o civilización lo conmemoraba de diferentes formas. No obstante, en todas ellas, lo más habitual era llevar a cabo fiestas que se iniciaban con un marcado carácter religioso, en el que se pedía al dios o dioses patrones de la nueva estación entrante protección durante el período que constituía la esfera de su influencia.
¿Cómo se celebra el Equinoccio de Otoño en el Hemisferio Norte?
La celebración del Equinoccio de Otoño representa el inicio de las festividades de la cosecha y de acción de gracias en varios países y culturas, por los frutos recogidos y las bendiciones recibidas durante el año, entre otros significados.
Algunas tradiciones sobre cómo se festeja este fenómeno astronómico en el Hemisferio Norte:
Festival del Medio Otoño o Festival de la Luna (China y Vietnam)
Es un evento que festeja la abundancia de la cosecha obtenida durante el verano. En China se realizan reuniones familiares para cenar y saborear dulces típicos denominados pastel de luna. Vietnam acostumbra a celebrar este festival con los niños como protagonistas, usando máscaras de diversos motivos, así como linternas con forma de pez carpa.
Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos
En la cultura celta la llegada del otoño se celebra con la festividad conocida como Haleg-Montah, que significa Mes Sagrado. Entre las creencias neopaganas, esta festividad se popularizó con el nombre de Mabon, que proviene de un personaje de la mitología celta. Este término fue acuñado por el poeta Aidan Kelly (1940) y se popularizó en los años 70 debido a que formó parte de un proyecto de estudios religiosos.
Esta festividad también se conoce en la actualidad como “Tiempo de Cosecha”, “El banquete” o “Día de Acción de Gracias”. Es una fecha señalada en la que se da las gracias por los frutos que han surgido de la tierra y se recuerda la importancia de compartirlos para lograr bendiciones de los dioses para los meses invernales.
La Wicca (religión sincrétrica neopagana moderna, vinculada con la brujería, la magia blanca y otras religiones antiguas) celebra las cosechas abundantes que se dan en esta época. Calabazas, manzanas, uvas y nueces figuran entre los frutos predilectos de la temporada, con los que generalmente se hacen postres únicos.
Para los nuevos paganos el festejo de Mabon “reconoce la necesidad de compartir los frutos de la Tierra en los próximos meses de invierno“, cuando generalmente hay escasez de alimentos. Además, es la antesala del mítico Samhain: la fiesta pagana que dio origen al Halloween contemporáneo.
Israel
Sucot es una festividad judía que se celebra a lo largo de siete días en Israel y ocho en la diáspora judía.
Se trata de una celebración de origen bíblico que recuerda los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el desierto, simbolizada por el precepto de morar en una cabaña provisional o sucot. De ahí el nombre que recibe de la Fiesta de las Cabañas o del Tabernáculo.
Es un momento de celebración alegre en el que se llevan a cabo distintas tradiciones. El séptimo día de Sucot se llama Hoshaná Rabá o Gran Salvación, con el que se cierra el período del juicio divino comenzado en Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío.
En Sucot, se ordena agitar las cuatro especies, cada una denotada por su belleza especial: etrog (cidra), lulav (palmera), hadás (mirto) y aravá (sauce). Se juntan todas las ramas (dos de sauce a la izquierda, una de palmera en el centro y tres de mirto a la derecha) junto con la cidra y se agitan en todas las direcciones. Esta tradición se realiza todos los días salvo Shabat. Se festeja a modo de protección de Dios contra los peligros, reafirmando su confianza.
Otras de las tradiciones es habitar una choza de construcción temporal, cubierta con un techo de ramas durante siete días y siete noches, haciendo todas las comidas en la cabaña. Es tradición que la cabaña esté decorada con frutas variadas, recortes de papel e imágenes.
Japón
En Japón, el 22 o 23 de septiembre (dependiendo del año) es fiesta nacional. Se celebra el Shūbun No Hi (秋分の日) o Día del Equinoccio de Otoño, uno de los dos momentos del año (el otro es en primavera) en que el día y la noche duran exactamente lo mismo.
En la tradición budista se cree que durante los equinoccios, y a lo largo de siete días, las almas de los difuntos pueden cruzar el río que separa este mundo (Shigan, 此岸) del más allá (Higan, 彼岸), para alcanzar el paraíso eterno y encontrarse con los suyos.
Por ese motivo es por el que este día también recibe el nombre de “Higan No Chu-Nichi” (彼岸の中日), pues 彼 (“hi“) significa “el otro”, 中 (“chū“) significa “entre” y 岸 (“gan“) significa orilla, es decir, “entre las dos orillas”.
La costumbre en este día y los siguientes seis es visitar las tumbas de los antepasados y participar en servicios religiosos en las propias casas o en los templos. Las familias hacen ofrendas en los altares budistas que tienen en sus casas (donde rezan por sus antepasados fallecidos) y visitan las tumbas, limpiándolas y adornándolas con flores de la temporada, por lo que los cementerios lucen llenos de flores y con olor a incienso.
Es típico ver familias enteras encontrándose en estaciones de tren o autobús para luego, todos juntos, ir a visitar los cementerios llevando consigo flores, incienso (お線香, “osenko”) y “ohagi” (御萩), bolas de arroz hervido cubiertas con anko (pasta dulce de alubias), que suele regalarse también a amigos y vecinos.
Según la tradición, los espíritus de los difuntos prefieren la comida con forma redonda.
Lituania
En la capital de Lituania (Vilna) se celebra anualmente el equinoccio de otoño, a orillas del río Neris. Los asistentes acuden a la quema de esculturas construidas con laja, encendiendo velas para dar la más cordial bienvenida al otoño.
México
En México, durante el equinoccio, la luz solar que se refleja sobre la pirámide maya de Kukulkán (ubicada en Chichén Itzá, México) reproduce una sombra que genera un efecto óptico con forma de serpiente emplumada, que desciende por las escaleras del templo. Se estima que este fenómeno era interpretado por los mayas como el descenso del dios serpiente Kukulkán, que determinaba el inicio y el fin de la temporada agrícola. Los visitantes que asisten a este complejo arqueológico se visten con ropa de color blanco, para atraer las buenas energías y realizan algunos rituales de purificación.
Festejos del Equinoccio de primavera en el Hemisferio Sur
En el Hemisferio Sur la celebración del Equinoccio cuenta con diversas tradiciones:
Argentina
El 23 de septiembre se celebra el inicio de la primavera y el día del estudiante. Es una forma, también, de festejar la juventud, no solo en edad, sino en actitud ante la vida.
Uruguay
En este país, la celebración consiste en organizar un desfile de caravanas, que tienen la característica de estar decoradas y de ser tiradas por caballos. Todas ellas recorren las calles de las principales ciudades del país para llevar luz, color y música.
Rituales para celebrar el Equinoccio de Otoño
Durante el Equinoccio de Otoño es común la celebración de rituales, para agradecer los deseos cumplidos y las metas alcanzadas durante el verano. Algunos de estos rituales están destinados a ayudar a encontrar esa estabilidad perdida justo cuando la naturaleza se encuentra en un momento de equilibrio.
Limpiar la mente. La meditación es esencial para calmar la mente y puede practicarse a lo largo de todo el otoño, aunque en realidad es una actividad que siempre puede practicarse. Esto ayuda a focalizar en todo lo bueno y positivo que esta estación trae y es muy práctico para revaluar el equilibrio emocional y re dirigirlo.
Limpiar la casa. Los días empiezan a refrescar, por eso a partir del otoño se tiende a pasar más tiempo dentro de la casa. Esta estación invita a mantener un entorno limpio y ordenado. Este cuidado en la limpieza no solo facilita un flujo de energía positiva, sino que también contribuye a mantener la mente despejada de “suciedad” mental. Es recomendable realizar tareas como sacudir muebles, barrer, limpiar ventanas y persianas, entre otras, para crear un ambiente armonioso y revitalizante en nuestro hogar durante esta temporada.
Acercarse a la naturaleza. Todas las estaciones tienen sus características, pero no hay duda de que, en lo referente a la naturaleza, el otoño es especial. Un paseo por la naturaleza, caminando sobre las hojas y mirando hacia el cielo cuando sopla el viento es una buena forma de honrar a esta estación.
Agradecer las cosechas. Tradicionalmente, en el equinoccio de otoño se agradecían las cosechas, no solo las físicas, las que se plantaron en primavera y dieron sus frutos, también las metafóricas, esas metas y propósitos que teníamos pendientes y que se han ido desarrollando a lo largo del año. Es el momento de reflexionar y ver si lo plantado ha dado los frutos deseados.
Otros rituales pensados para atraer la abundancia consisten en recoger flores y dejarlas toda la noche en un recipiente con agua bajo la luz de la luna para, a la mañana siguiente, usarla para bañarnos; o seleccionar algunos elementos durante una caminata por la naturaleza, como frutos, hojas, piedras e incluso plumas, y emplearlos para hacer un pequeño altar. También encender una vela naranja, en honor al sol.
Curiosidades acerca del Equinoccio de Otoño
Hasta 1500 la temporada de otoño se llamaba cosecha. La luna llena más cercana al equinoccio de otoño, de hecho, es la luna de la cosecha: era la señal para que los agricultores procedieran a la última cosecha del año.
El equinoccio de otoño generalmente cae el 21, el 22 o incluso el 23 de septiembre de cada año, pero es bueno saber que no siempre es así. De hecho, en 1931 no fue hasta el 24 de septiembre. Y esto se debe a que nuestro planeta tarda 365,25 días en completar su órbita alrededor del Sol. Esto quiere decir que, gracias a un forzamiento de nuestro calendario gregoriano, puede suceder que el equinoccio se retrase. Como sucederá el 24 de septiembre de 2303.
Junto con la caída de hojas asociada a esta temporada, también son más frecuentes las tormentas geomagnéticas. Según la NASA, el fenómeno alcanza hasta el doble de la media anual. Y con ellas, más frecuentes e intensas se vuelven las auroras boreales.
En otras estaciones, los colores rojo y amarillo de las hojas se «esconden» debajo de la capa superficial. La luz del sol aumenta las células vegetales de clorofila, lo que da a las hojas su color verde. Pero en otoño la luz disminuye, y también la clorofila, dejando al descubierto los colores ocultos de las plantas, típicamente otoñales.
Una investigación de 2013 encontró que los colores del otoño aparecen unos cinco días más tarde que hace 30 años. Según los científicos, los colores brillantes del otoño en la naturaleza, como las hojas rojas, naranjas o amarillas, pueden desaparecer debido al calentamiento global . Las hojas también cambian de color debido a la caída de las temperaturas. Pero como estos siguen siendo más y más altos incluso en otoño, pueden retrasar las características de esta temporada en el futuro.
Las mariposas monarca migran en otoño de América a áreas más cálidas, como México y California. Viajando a velocidades entre 12 y 25 millas por hora, son los únicos insectos que vuelan 2500 millas para pasar el invierno en un clima más templado.