Camilo Cienfuegos, el hombre del sombrero alón, conocido por su amplia sonrisa, era uno de esos hombres de pueblo, cuyo carisma le permitía ganarse la simpatía de todos, y cuyas bromas lograban divertir incluso a los más serios.
Camilo no fue un hombre como otro cualquiera, estaba destinado a marcar la historia de Cuba con una huella que nos reveló al revolucionario indeleble, enérgico, sensible y apasionado de la vida.
La forja de un héroe
Camilo Cienfuegos Gorriarán, nació el 6 de febrero de 1932 en el barrio de Lawton, en La Habana. Sus padres Ramón Cienfuegos y Emilia Gorriarán, eran anarquistas españoles, originarios de Pravia (Asturias) y Castro Urdiales (Cantabria), ambos influyeron en la forja de sus valores y tempranos ideales de justicia social.
Estudió en la escuela Ernesto Alemán de su barrio natal. En 1940 ingresa en la Escuela Anexa de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, pero tuvo que abandonar los estudios por problemas económicos. Durante el período en que fue estudiante de San Alejandro, estuvo trabajando en la tienda “El Arte” como aprendiz de sastre. En el año 1948 comienza a involucrarse en la lucha política participando en varias protestas populares.
Por razones económicas, viaja a Estados Unidos a los 21 años, regresando poco tiempo después. En el año 1954 se integra a la lucha estudiantil contra la dictadura del régimen de Fulgencio Batista. Es herido por arma de fuego durante una manifestación, razón por la cual fue fichado por el cuerpo policial del dictador. Marcha nuevamente a los Estados Unidos. Durante una estancia breve en Nueva York, conoce de los planes del joven Fidel Castro en México, dedicado a la organización de una expedición libertaria a Cuba.
Ya en la capital azteca, en septiembre de 1956 contacta al Movimiento 26 de julio liderado por Fidel y se enrola en la tripulación del yate Granma.
Recibe su bautismo de fuego junto a sus compañeros en Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956. En el combate de El Uvero, ya ostenta los grados de teniente y dirige un pelotón. Posteriormente, por su accionar de combate, se le otorga el grado de Capitán del Ejército Rebelde.
En el año 1957 se crea una nueva columna guerrillera: la columna número 4, a cargo del Comandante Ernesto Che Guevara. En esta columna guerrillera, el capitán Cienfuegos cumple función de jefe de la vanguardia. También aquí, en el seno de la lucha armada, nace una entrañable amistad entre él y el Che. Los combates de Bueycito, El Hombrito y Pino del Agua, cuentan con la figura de Cienfuegos. Su valentía y arrojo contribuyen a formar el mito del Señor de la Vanguardia. El 16 de abril de 1958 por su coraje, valentía y capacidad de estratega y organizador, gana los grados de Comandante del Ejército Rebelde y es promovido a jefe de la Columna 2 Antonio Maceo.
Al pasar las fuerzas rebeldes a la ofensiva final, el 18 de agosto el Comandante en Jefe Fidel Castro ordena la ejecución de la invasión de Oriente a Occidente, tal como lo hiciera el ejército libertador en la última guerra de independencia.
Camilo iría al frente de la Antonio Maceo y el Che Guevara encabezaría la número ocho Ciro Redondo. El héroe de la sonrisa franca y el sombrero alón, combatió entre octubre y diciembre de 1958 en zonas tan apartadas y desconocidas hasta entonces como Seibabo, Venegas, Zulueta en dos ocasiones, General Carrillo, Jarahueca, Iguará, Meneses, Mayajigua y Yaguajay, en cuyo cuartel y otras dependencias se habían hecho fuerte las tropas enemigas.
Tras nueve días de batalla, el sitio de Yaguajay culminó con el triunfo rebelde. Tal victoria coincidió con la toma de la ciudad de Santa Clara por las tropas del Che y con la fuga de Fulgencio Batista, el 31 de diciembre de ese año.
A la entrada de la Caravana de la Libertad, el ocho de enero en la capital, encabezada por Fidel, Camilo era uno de los Comandantes que lo esperaban. Durante su discurso en horas de la noche, el líder revolucionario demostró la confianza depositada en Camilo con hermosas y sencillas palabras, grabadas por siempre en las mentes de los cubanos.
Instaurado el gobierno revolucionario, es designado Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, cargo desde el cual se ocupó de la detención de Hubert Matos tras el intento de sublevación en Camagüey. El 28 de octubre de 1959, pocas horas después, el avión en que viajaba de regreso a La Habana, desapareció en medio de condiciones climáticas adversas.
Su prematura muerte, fue un duro golpe para el naciente gobierno y el pueblo cubano, quien había empezado a amarlo profundamente desde los primeros días en que lo conoció.
Legado
Luego de la desaparición física de Camilo, el Che expresó en su libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria: “No ha habido ni antes de la guerra de liberación un hombre comparable a Camilo, revolucionario cabal, hombre de pueblo, artífice de esta Revolución, que hizo la nación cubana para sí, no podía pasar en su cabeza la más leve sombra de cansancio o de la decepción”.
Los cubanos recuerdan siempre al joven y alegre comandante del sombrero alón. Su existencia se interrumpió físicamente con solo 27 años, pero la muerte no fue suficiente para arrancarle a la Patria la memoria de uno de sus más grandes hijos. No ha dejado de ser, Camilo Cienfuegos, el héroe de la sonrisa eterna.