Walt Whitman. Foto tomada de Internet

Walt Whitman: Autor fundacional de la poesía norteamericana

Hay que estudiarlo, porque si no es el poeta de mejor gusto, es el más intrépido, abarcador y desembarazado de su tiempo.  La verdad es que su poesía, aunque al principio causa asombro, deja en el alma, atormentada por el empequeñecimiento universal, una sensación deleitosa de convalecencia”.

Con esas palabras inició José Martí su esclarecedor artículo sobre este poeta tan apasionadamente definido por unos como atacado por otros.

Walt Whitman, al que bautizaron como el padre del verso libre, ha sido uno de los autores de mayor relevancia en la literatura estadounidense. Su forma de escribir, épica, vitalista y libre, supuso una revolución en su época y marcó el inicio de la moderna poesía de su país. De sus fuentes literarias han bebido autores de la talla de León Felipe, Rubén Darío, Fernando Pessoa, Wallace Stevens, T. S. Eliot, D. H. Lawrence, Federico García Lorca, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges; este último se confesó fascinado por este autor.

Vida y Obra

Walter “Walt” Whitman nació el 31 de mayo de 1819 en una casa que había construido su padre en el pueblo de West Hills, localidad de Long Island, Nueva York. Fue el segundo de los nueve hijos del carpintero Walter Whitman y de Louisa Van Velsor Whitman. Tanto la familia por parte de su padre como la de su madre llevaban al menos 150 años en América. 

Cuando contaba cuatro años se trasladaron a Brooklyn. Estudió regularmente hasta los diez años; no obstante, el pequeño Walter se las ingenió para alzarse como un hábil autodidacta. Se familiarizó de forma temprana con los clásicos, leyó a Dante, a Shakespeare y a Homero quedando rápidamente cautivado por la literatura y la poesía.

Las dificultades económicas que atraviesa su familia hacen que empiece a trabajar a los 12 años en una imprenta. Un entorno idóneo que le permitió empezar a formarse más tarde como profesor, cumplidos los 17. Después de terminar la carrera, y de trabajar un tiempo en diversas escuelas rurales de Long Island, Walt Whitman inició una etapa decisiva en su vida: el periodismo. 

Tras dejar su trabajo como maestro, Whitman regresa a Nueva York para fundar su propio periódico: The Long Islander, tenía 19 años. Él mismo acaba cumpliendo las tareas de editor, periodista y repartidor. En estas publicaciones ya pueden verse esos trazos que marcan su estilo, como los whitmanismos (uso de palabras inventadas) las cuales, aparecieron más tarde en todos sus relatos, versos y cartas.

En esta publicación cabe destacar una de las características más destacadas de Whitman: su compromiso social. Hablaba sobre la necesidad de abolir la esclavitud, terminar con la pena de muerte, mejorar los salarios y los derechos sociales. The Long Islander tuvo notable éxito, de manera que no tardó en editar nuevos periódicos, hasta fundar el más conocido de todos, el Brooklyn Freeman.

En 1842 escribió la novela, Franklin Evans, el borracho, que tuvo buena acogida de la crítica y se vendió bien. Diez años después publicaría Vida y aventuras de Jack Engle. La obra fue publicada en entregas en un diario neoyorquino en 1852. Se trata de una historia melodramática  al estilo de Charles Dickens, en el que no faltan un huérfano, un abogado sin escrúpulos, cuáqueros virtuosos (un guiño autobiográfico) y unos cuantos giros folletinescos de una trama que intentaba mostrar cómo era la vida neoyorquina por aquellas fechas. Años después, cuando se le propuso publicar sus primeras ficciones dijo “que su deseo era que esas obras, toscas y juveniles, cayeran en el olvido”.

Esas ganancias le permitieron publicar el 4 de julio de 1855 la primera edición de Leaves of Grass (Hojas de hierba), llegando a convertirse en una colección poética, puesto que editó y revisó la obra en varias ocasiones a lo largo de toda su vida. Gastó todos sus ahorros para publicar la primera edición, imprimiéndose 795 ejemplares. El resultado fue muy satisfactorio, su obra despertó un gran interés entre la crítica, sobre todo gracias al apoyo del escritor y filósofo Ralph Waldo Emerson. 

Leaves of Grass se convirtió en un canto a la vida, a la naturaleza, al nacimiento de la Democracia, a la grandeza del hombre común, sin etiquetas ni género y que presentaba como novedad, un tipo de versificación no usado hasta entonces, y que se alejaba totalmente del que había utilizado en poemas anteriores. Ya en el prólogo presenta estas sugestivas palabras: “Camarada, esto no es un libro, quien dobla sus páginas toca un hombre

En el poemario el autor se refiere a sí mismo de esta forma: “Walt Whitman, americano, uno de los duros, un cosmos, desordenado, carnal y sensual, no sentimental, no creído más importante que un hombre o una mujer aparte de ellos mismos, no más modesto que inmodesto”. 

Esta primera edición estaba compuesta por 12 poemas sin título, escritos en versos largos y cadenciosos que se asemejan a los de la Biblia del rey Jacobo. El más largo y de mayor calidad de ellos, que más tarde recibió el título de Canto a mí mismo, trata la visión de un “Yo” simbólico presa de una sensualidad que le hace amar a todas las gentes que se va encontrando en un imaginario vuelo desde el Atlántico hasta el Pacífico.

El poeta en su juventud (grabado). Foto tomada de Internet

Ninguno de los poemas de esta primera edición alcanza la intensidad de este, a excepción de Los dormidos, otro vuelo visionario en el que queda simbolizada la vida, la muerte y el nuevo nacimiento.

Leaves of Grass generó cierta polémica en su día: los críticos y los lectores solo vieron un estilo poco cuidado, apasionado, y por tratar la sexualidad de forma libre fue tachado de inmoral y obsceno. Tanto es así, que la publicación del libro le trajo más tarde notables problemas. 

Realiza una nueva edición de Leaves of Grass en 1856. El poema que más destaca dentro de esta edición es En el transbordador de Brooklyn, donde reúne a todos sus lectores del pasado y el futuro a bordo de un transbordador marítimo. En la edición de 1860, comienzan a aparecer poemas más alegóricos, como Hijos de Adán y Calamus

Edición de 1860. Foto tomada de Internet

Con la llegada de la Guerra de Secesión Walt Whitman se dedicó a atender a los heridos. Se formó como enfermero asistiendo a soldados heridos en un hospital militar del bando norteño en la ciudad de Washington. Tras la contienda encontró un puesto gubernamental donde desempeñarse, gracias a su amigo William Douglas O’Connor. Este trabajo aunque era como empleado de bajo rango en la Oficina de Asuntos Indígenas en el Departamento del Interior, tenía una mejor paga. Por esos años escribe Redobles de tambor, en la que muestra la preocupación del poeta por las consecuencias de la Guerra Civil estadounidense. Así como una elegía al presidente Abraham Lincoln, ¡Oh, capitán, mi capitán!

Sin embargo, no se mantuvo mucho tiempo en este trabajo. Su despido provino del nuevo Secretario del Interior, el ex Senador de Iowa James Harlan. Harlan desalojó a varios empleados que “rara vez estaban en sus respectivos escritorios”, echó a Whitman por motivos morales después de hallar una edición de Leaves of Grass.

Nuevamente encuentra trabajo, en esta ocasión en la oficina del Fiscal General, al entrevistar a ex soldados confederados para obtener indultos presidenciales. En agosto de 1866, se tomó un mes libre para preparar una nueva edición de Leaves of Grass que no se publicaría hasta 1867, después de la dificultad de encontrar un editor.

Prosiguió con su trabajo para el gobierno, mientras seguía escribiendo y revisando muchos de sus trabajos y poemas, así como cuidaba de sus hermanos y su madre enferma. En 1870, Whitman se estableció en Camden, Nueva Jersey. En 1871 publica Paso hacia la India obra  basada en una visión mística de la unión de Oriente y Occidente, paralela a la del alma con Dios, simbolizadas por los modernos medios de comunicación y transporte.

En 1873, sufrió un derrame cerebral que le dejó como secuela una parálisis parcial. Tampoco esto venció su ánimo, ya que su libro siguió publicándose con ayuda de sus amigos en 1876, 1881 y 1889. Jamás perdió su entusiasmo, su pasión por escribir, por defender sus ideas.

Durante el tiempo posterior, empezó a socializar con Mary Oakes Davis, viuda de un capitán de navío. Como Mary vivía a pocas casas de la suya; Whitman le propuso que se  trasladara a su casa el 24 de febrero de 1885, para recurrir como su ama de llaves a cambio de alquiler gratis.

Su última publicación fue Adiós, mi fantasía en 1891. Walt Whitman falleció el 26 de marzo de 1892 a causa de una neumonía en Camden, Nueva Jersey. La noticia de su muerte tuvo un efecto llamada impresionante, que lo convirtió en un espectáculo al que acudieron más de mil personas en 3 horas, invadiendo su casa de flores y ofrendas. Tenía 72 años.

En 1897, aparece Ecos de la vejez, que pasó a formar parte de la versión definitiva de Leaves of Grass, editada en 1965 por Harold W. Blodgett y Sculley Bradley y traducida al español por el escritor argentino Jorge Luis Borges, en 1972.

Un poema de Walt Whitman:

Carpe Diem

Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…
No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.

Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.

Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa…

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye…

“Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.

No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.

Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.

Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo
.

Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”, te ayudarán a caminar por
la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.

No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…

Legado

Walt Whitman, junto con Emily Dickinson, fue uno de los poetas más importantes de Estados Unidos. Sin embargo, su obra fue completamente incomprendida en su día. En aquellos años, fue todo un escándalo que un poeta no cuidara la rima, que hiciera uso de un estilo narrativo y un verso libre.

Aún más, lo más llamativo y censurado fue que hablara del sexo de una manera abierta, exaltando por ejemplo la belleza de amar a hombres y mujeres por igual. El mundo no estaba preparado aún para figuras como él. No era el momento para sintonizar con su humanidad y con esa expresión de la naturaleza tan intensa, libre y vital.

Walt Whitman creyó firmemente  en la relación poeta-sociedad. Le apasionaba escribir sobre la vida y la muerte, la sexualidad, la prostitución, todo ello, a través de una poesía cercana, entendible para cualquier hombre o mujer que quisiera acercarse a su personal concepto de la realidad.

Para Whitman, el alma era inmortal, por tanto, se encontraba en un estado constante de progreso y desarrollo. Él mismo creó al artista, le dio forma a través de sus versos. Estaba dispuesto a infundir cierta empatía en la población, a pesar de ser un país dividido. Poseía el talento, la sensibilidad suficiente para saber encontrar en lo cotidiano la belleza más inquietante.

Amaba sentir a la humanidad en movimiento. Aficionado a los paseos por la ciudad, cogía autobuses, iba a museos, se sentaba durante horas en la terraza de un bar para llegar a absorber la esencia de lo que allí estaba ocurriendo, plasmando todas aquellas imágenes en su poesía. Su cuaderno fue testigo de lo que el poeta oía y veía, sus versos eran como pequeños collages de vidas anónimas.

Arquitecto de la literatura norteamericana, hombre comprometido, ser excepcional; sus palabras han llegado a cruzar océanos y tiempo, para dejar impresa su magnífica forma de interpretar la vida.

                                                                                   

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